Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

lunes, 9 de mayo de 2011

Poesía de Luis G. Franco - Madre

MADRE

Hoy pronuncié tu nombre en el silencio
flecha y espada a un tiempo,
después
el silencio y el silencio.

Tu nombre bordaba risas
sembraba claridades
rubios trigales infinitos.
¡Todo era tan sencillo!
Nunca te hiciste vieja
encaneciste de puro andar caminos
siempre volvías
con el alba en los brazos
para tus niños.

Mujer de la cocina y el rosario
el agua de la paz te iba lloviendo
por los labios.

Tu nombre en el silencio te revive
lavando ropa, remendando
tú supiste zurcir mejor que nadie
mi alegría y mi llanto.
Aguja cristal de plata
Dedal de tus tardes quietas
¡Cómo quisiera volverte
Madre, a mis sombras de pena!

Hora madura la tuya
hoja a hoja fuiste dando tu ternura
me diste también tu mano
tu silencio gota a gota
miel y vinagre.

No, tú no eres un recuerdo
estás aquí, amarrada a mi cuello
vives en las yemas de mis dedos.
Te quedas en las flores
en este mediodía
repartiendo claridades.

Eres ya como río en sus caudales
como el pan de centeno
y el agua que se queda en los cristales.
Eres el hilo blanco sobre el lino
y ese olor a trigales que me inunda
cuando te pienso.

Huiste hace tanto tiempo
del cementerio!

¡Madre, golpe de sangre
bajo mi pecho!

Madre, semilla de horizontes
para mi invierno.

Madre, pájaro y cielo
agua y madera a un tiempo
yo te camino a diario
le labro y te construyo
aro tu cuerpo de sol
en mis parcelas
y recojo la lumbre de tus cosechas
por eso hoy pronuncié tu nombre en el silencio
y se rompió el horizonte
del mundo.

Mayo 10 de 1977.

En la fotografía: madre de Luis Gustavo Franco Ramírez
publicada en su libro "Zamora la vieja".

1 comentario:

Sergio Alfaro Romero dijo...

Lírica de cristales preciosos. Este poema es como el agua que corre subterránea y pura. Gracias Jaime por compartirlo.

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