Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

domingo, 17 de marzo de 2013

Poesía de Luis G. Franco - Gritos

GRITOS

Toco la superficie de tu nombre
y me hiere la herida de la nada.

Toco mi grito
toco el sueño
la luz en tu mirada
espina sombra vaga.

Mis ojos dos taladros
no taladran.

Manos y pies
extravagantes.

No sé cómo me llamo
la tarde finge rostros
de silencio
el muchacho y la muchacha
fundidos en la luz de la guitarra.

Yo hurgo sombra y eco
sobre el muro
tu nombre como un puño
hiriendo la alborada.

Es de noche, se pinta
el alba
como un telón de fondo.

Todos dormidos ya
yo espero entre las cejas
del insomnio
una palabra abierta
deshollada
el labio
la sangre
tú, yo, él.

Pero la noche y el silencio
flores marchitas, verde hierba
agua de clara lengua
la daga de tu nombre
tatuando la corteza
del silencio...

Quetzacóatl asciende
al azul y es un verso
flota la chirimía
largo lamento
la Historia se deslíe entre los dedos
del indio
encomendero.

Estamos frente a frente
te miro, nos miramos
yo miro la pirámide
el sarcófago
Isis y Rá
dictando en oro
la gloria de Tutancamón
luna de pie a la orilla
del Nilo y de mi corazón.

Hace dos mil doscientos años
gritando, caminando, buscando
para venir a parar en un adverbio
Despertar es saber
que estás de más.

Pero tú no despiertas
no despiertes
duerme ojos de búho
absorto anochecido de misterios
vienes
te vas
y callas
el colibrí
y el águila
tomamos la carretera
la calle te demora
en la memoria.

Sólo vives tu hora
en la página vieja
de una triste novela.

Alza el telón
los metales
estallan
la flauta tierna y grave
la cuerda de tus manos
tu grito, griterío
te estoy gritando
oh, amigo, oh, Señor
alza los brazos.

Suspenso
llueve dolor y llanto
llueve desesperación
tu voz como una herida
la huida
de la vida
que anima
la rima
la cima
canta, canta, canta
guitarra, trompeta, metales
tus manos, tu grito
nos queda sólo el grito
nos robaron la voz
nos queda
queda
la herida
del amor.

Todo calló
sobre la tarde
Pan bicorne
Orfeo y yo
pero la luz anuncia
el pan, el vino, el sol
estamos a mitad de un siglo
llegaremos mañana
con las manos en alto
las puertas estarán cerradas
nosotros
y la máquina
Maquiavelo y Judas
Hamlet y Pigmalión
la comedia del hombre
que se nace y se muere
se vive y se pierde.

Signos sobre la arena
tu pie, una cadena
olor a piedra
el musgo que te crece
por la ausencia
la luna sola
sola y seria.

Sale a bailar Salomé y Ofelia
nadie les mira, nadie
baila, baila, baila
el azul, el rojo, el ocre y el violeta
aquel valle y el árbol
la calle que bosteza
tu corazón va por el aire
tú eres sólo un cuadro
pintado por un pobre
poeta
no fuiste ni serás
sólo en la recta
final
abrirás los ojos
para mirar
la cara de la vida
en los ojos abiertos
de la muerte.

¿Quién eres tú y quiénes somos?

Llegamos de la noche
de la luz del amor que nos confunde
palabra que engendrada
hace dos mil trescientos años
te taladra
te clava
te traspasa
te trastorna
te forma
te realiza
te norma
porque tú eres una palabra
sólo una palabra
que nunca se pronuncia
la sílaba final
tu última hora
nadie puede
apresurar la aurora.

No te conoce nadie
nadie te escucha
te escucharé en la sombra
de tu ausencia
serás transparente
total, pleno
definitivo
cabal
armonía del universo
línea pura
puro verso
claridad de claridades
traspasada quietud
silencio armonioso
silencio.

Pero ahora
la sombra
balbuceo
Perseo
con la sangre
de Medusa
en la hoja
de su corazón.

Ahora
la guitarra
pirámide
estrella
agua
aquella
ella
ya
iah!

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