Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Apuntes para la Historia de la Villa de Tangancícuaro XXV - Martín Sámano Magaña


Semblanza de la Villa de Tangancícuaro al presentarse en siglo XX

Los albores del presente siglo, justamente llamado de las luces, vieron nacer y morir la efímera etapa dorada de la historia de la llamada ya entonces, Villa de Tangancícuaro, con una población de más de tres mil habitantes, dentro de la misma área urbana que ocupó desde su fundación enmarcada por los ríos de la Mala Hora. hoy Rubén C. Navarro, por el lado oriente; por lado norte, el cauce del río del Santuario; por el sur, por las aguas del río Cupátziro. desde el Puente Verde hasta el puente del Pescador; y por el poniente, por las aguas del mismo manantial, que partiendo del primero de los puentes mencionados, desembocaba en el río del Santuario.

Las familias criollas de origen español urbanizara lo que hoy
denominamos el Barrio Alto[1] y las de origen Vasco, con un
reducido número de mestizos, como ya se ha dicho, vivían en el
sector urbanizado del lado norte de la población. Por esta época ya
convivían animados por un espíritu de igualdad, criollos y nativos .

La comunidad tangancicuarense no escapó de las consecuencias
que provocó en el mundo entero la desintegración de la segunda
caja similar a la de Pandora, que consigo traía el siglo XX.

Desde el año de 1916, fueron frecuentes las incursiones que las
hordas vandálicas de un guerrillero (Inés Chávez García) que tomando
para sí el calificativo de revolucionario, asolaba los pueblos de la
región, cometiendo todo género de atrocidades, por lo que, la
población ya mermada en el número de sus habitantes, se vio
obligada a abandonar el lugar, quedando desierto desde mediados
de 1918.

Los vecinos del lugar, al saber que había muerto Inés Chávez en Peribán
y había sido llevado a la cercana población de Purépero,
donde fue depositado en la misma fosa y bajo el cadáver del señor
cura Nares, cuyo cuerpo había sido sepultado el día anterior,
iniciaron el retorno a sus hogares abandonados,
reiniciándose así lentamente, su vida normal.

No podemos pasar por alto el acontecimiento de mayor
trascendencia verificado en la comunidad en el presente siglo por
haber constituido el principal factor del cambio de la región. Como
se desprende de la exposición hecha en capítulos anteriores, la Villa
de Tangancícuaro estaba materialmente rodeada por el latifundio de
Canindo y las haciendas de La Guarucha, Tierras Blancas,
Camécuaro y Junguarán; quedando en poder de algunos pocos
vecinos del lugar, sólo pequeñas fracciones de tierra de temporal
dando este hecho como resultado, que el producto de las cosechas
que periódicamente se levantaban en la región era trasladado a la
ciudad de Zamora, quedando tan sólo en el lugar unas pocas
fanegas de maíz y una mínima cantidad de trigo que los
pepenadores recogían durante la cosecha.

Este fenómeno dio lugar a que en el año de 1925, bajo el gobierno
del general Enrique Ramírez, se obtuviera la dotación de tierras a
los vecinos del lugar gestionada por los señores Epifanio Magaña,
Miguel Sámano Márquez, Socorro Vaca, Benjamín Montañez cuya
consecuencia fue que las tres cuartas partes de los productos
agrícolas de la región beneficiaran a las dos terceras partes de sus
habitantes.


[1] El Barrio Alto comprende el área de la población situada entre la calle hoy llamada Salazar y la de Guerrero.


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