Las primeras casas reconstruidas en el centro del villorio, fueron: la Alcaldía, en el mismo lugar en que estuvo ubicada desde principios de la colonia. Contigua a ésta y por el lado sur, la casa de don
Martín Sámano Galván; frente a ésta y en el solar que ocupó la casa del capitán Rojas, último representante militar del gobierno virreinal, fincó la suya el señor Jesús Murguía .
En el extremo oriente de lo que es hoy el portal Morelos, donde
estuvo ubicada la mansión señorial de la familia Moreyón, en una
superficie de media manzana, edificó la suya el señor Francisco
Sevilla González.
En el solar situado en lo que es hoy el portal oriente de la actual
plaza cívica, fincaron sus hogares varios miembros de la familia
Murguía. En el solar contiguo a la alcaldía, por el lado norte,
edificaron su casa varias personas de la familia Navarrete (Jesús,
Domitila, Agapita y Felipa). Se reconstruyó la casa de don Ignacio
Jiménez en toda la manzana que hoy ocupan los sucesores de don
Jesús Herrera Prado. En la esquina que forman las calles
denominadas hoy Miguel Hidalgo y Doctor Silva, construyó su casa
el señor don Juan Nepomuceno Silva.
Sería cansado y quizá sujeto a varias equivocaciones de orden,
seguir enumerando la edificación de las demás casas que formaron
el centro del villorrio, por lo que continuaremos refiriéndonos a la
construcción de otros edificios.
El año de 1818 mandó construir, de su propio peculio, el presbítero
don Vicente Ríos, la capilla que se denominó Santuario del Señor de
la Salud, en torno al cual se trasladó el panteón, que por más de dos
siglos ocupó el lugar donde hoy está ubicado el mercado municipal.
Se edificó, sobre gruesos cuartones de encino, el primer puente que
cruzó el río del Santuario, ya que esta vía fluvial había sido el límite
de la parte urbanizada del pequeño poblado, desde su fundación .
En el año de 1820 se dio principio a la edificación del actual templo
parroquial, en la mitad oriente del solar que ocupó la casa de don
Victorino Jasso, cedido por éste para tal fin, y contando para su
construcción con la cantidad de 10,000 pesos que donó la señora
María Dolores Moreyón de Jasso.
Al principiar el año de 1838, sólo quedaba sin ser aprovechado para
construir en él, la mitad del solar situado en el lado poniente de lo
que fue la casa de don Victorino, en cuyo centro se erguía un árbol
enorme de pirul, por lo que este lugar fue conocido durante varios
años con el nombre de el solar del pirul. En el año 1839 fue adquirido
en compra por el señor Francisco Ríos, quien construyó en él tres
casas para sus hijos: Gracia. Asunción y Vicente (la primera de las
cuales fue tatarabuela del autor de estas líneas).
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