Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Parroquia de la Purísima en Zamora


Ya desde el año 1612 hay noticia en Zamora de una gran devoción a la Inmaculada Concepción, pues había una imagen de esta advocación de la Virgen María que en aquel año obró milagros. La presencia de los frailes franciscanos, desde principios del siglo XVIII, también impulsó este culto.

Fue la epidemia del cólera en la región de Zamora, que se desató entre marzo y julio de 1850, que se eligió a la Inmaculada Concepción como patrona de la ciudad e intercesora ante el grave peligro. Tras la coronación de la Virgen, en diciembre de ese mismo año, cesó inmediatamente la epidemia.

Al año siguiente, en febrero de 1851, el presbítero José Gerónimo Villavicencio, por sí y en nombre del señor cura y juez eclesiástico de Zamora, licenciado Francisco Henríquez, obtuvo la autorización para la construcción del nuevo templo, que comenzó a edificarse en un solar donado por José Dolores Verduzco, en la actual calle de Madero, y en terrenos de dos fincas más: una perteneciente a José Antonio Barragán y la otra, en la esquina de Madero y Ocampo, que pertenecía a los sacerdotes Luis y Ramón Amezcua. También se aprovechó, incorporándola a la construcción, un beaterío con una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe que estaba ubicado sobre la calle Colón.

La construcción del templo se le atribuye a Jesús Villalpando, agricultor y alarife, quien parece haber tenido la pretensión de hacerlo de tres naves y de mayores dimensiones. Con un proyecto menos ambicioso, la obra dio comienzo el 8 de marzo de 1851, pero la primera misa se celebró hasta el 1875, probablemente porque la intervención de los bienes eclesiásticos durante la Reforma pudo haber afectado el proceso constructivo.

En una memoria de gastos o fábrica material de la construcción firmada por el señor Lorenzo Zepeda, aparecen los nombres de los obreros que trabajaron en la obra: Mariano Moreno, José María Oseguera, Felipe Hernández, Paz Segura, Esteban Ramírez, Francisco Vidales, Antonio Tapia, Francisco Olivos y Sotero Segura.

La torre del templo fue construida después de 1875. En 1879 se terminó el altar mayor y se comenzó una nave para el sagrario. La bendición solemne del templo fue en 1881 y en 1886 comenzó a funcionar como parroquia. En 1890 se arregló y pintó la sacristía y la antesacristía, además de construir un portal hacia el norte de la edificación. Desde mayo hasta agosto de 1891 se realizaron habitaciones para la notaría, el portal grande que ve al oriente sobre la calle Madero, y se reformaron unas piezas sobre un pasillo.

En enero de 1893 se comenzó a comprar el cobre necesario para la construcción de las campanas del templo. Dos campanas se mandaron hacer a Atacheo: la grande costó 122 pesos (se fundieron 61 arrobas de cobre), y la chica costó $26.80 (se fundieron 13 arrobas). Las campanas quedaron colocadas en la torre el 25 de febrero de 1893.

El presbítero Luis Amezcua regaló en 1895 un reloj que se instaló en el mes de enero de ese año en que también se comenzó un altar a Nuestra Señora de la Soledad, cuya principal benefactora fue la señorita María Josefa Jiménez y el encargado de realizarlo Jesús Hernández Segura quien, además de su construcción, también se hizo cargo del labrado de la cantera.

La decoración del techo del templo probablemente se realizó entre 1903 y 1904, en que se realizaron gastos por concepto de pintura, vigas y tejas. Por esas fechas se encargó un nuevo púlpito y un barandal, así como trabajos de cantería para el presbiterio y para un nuevo altar mayor.

Ya muy entrado el siglo XX, en 1948, se construyó un bautisterio y se demolió el altar mayor de cantera para substituirlo por otro, de granito artificial blanco. La torre y el campanario se cubrieron de azulejos y se substituyó el cancel de la puerta principal. En 1966, el cura Joaquín Paz inició reformas a la sacristía.

(Texto redactado con material aportado por la doctora Nelly Sigaut, profesora investigadora del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, en su libro Catálogo Arquitectónico del Bajío Zamorano, Primera Parte: la Ciudad de Zamora, publicado por el propio ColMich. La fotografía fue obtenida de la galería de Hiramindie en la página skyscrapercity.com).

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