El Colegio de San Luis, hoy Colegio Plancarte, ubicado en el corazón mismo de Jacona, al lado norte de la Parroquia de San Agustín, en la esquina que forman las calles de Constitución y Plancarte, fue fundado por el señor cura don Antonio Plancarte y Labastida e inaugurado el ocho de septiembre de 1873.
En julio del mismo año, dos meses antes de su inicio, el padre Plancarte partió a la ciudad de México con la finalidad de traer a Jacona a algunos padres jesuitas que se hicieran cargo del nuevo colegio, el cual se inició con la asistencia de cuatro niños: Miguel Plancarte, Luis y Francisco Orozco, y Diego Jasso. Por problemas que presentaron los padres de algunos alumnos, tres años después de la fundación el padre Plancarte se vio obligado a cerrar el colegio, el día 31 de agosto de 1876, trasladando a algunos de los internos a la ciudad de Roma para que siguieran sus estudios.
A su regreso de Roma, el padre Plancarte se dedicó a arreglar el colegio, y el 10 de enero de 1882 bendijo la parte que tenía concluida, reanudándose así este importante centro educativo para varones, que a partir de esta fecha fue dirigido por el propio Antonio Plancarte, quien se trasladó a vivir a este edificio durante esta nueva etapa.
Según el primer tomo de la crónica de la Congregación de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, mejor conocidas como Madres Guadalupanas, el antiguo Colegio de San Luis, ubicado junto al templo parroquial, constaba de dos plantas y cinco grandes patios (actualmente cuenta con sólo dos patios). Las crujías del primer patio tienen grandes ventanales ojivales, tipo gótico (lo que es característica principal de este edificio). Su distribución está realizada con base en el patio principal como elemento central de conexión y comunicación entre sus cuatro alas, dando así una gran posibilidad del aprovechamiento de los espacios interiores para las distintas funciones: aulas, dormitorios, administración, comedores y servicios.
Para la construcción de este colegio, el padre Plancarte partió de la idea de hacerla similar a los edificios escolares que visitó en su estancia en Europa. De esta forma, planeó la construcción con la finalidad de contar en el colegio con diversos talleres para la enseñanza de la música, el dibujo, las artes, la declamación, etc., así como la esgrima, la gimnasia y la natación, actividades también muy importantes en la enseñanza de este colegio, que contaba con los espacios necesarios para la instrucción teórico-práctica de los alumnos, aprovechando para ello la gran cantidad de terreno con que contaba.
Actualmente el Colegio Plancarte cuenta con una superficie total de aproximadamente 10,250 metros cuadrados de terreno y 2,250 metros cuadrados de superficie construida destinados a la actual labor educativa de la institución.
Su estructura se basa en muros de carga, construidos con adobe, en espesores que van desde los ochenta centímetros hasta un metro con veinte centímetros, lo que permite que aún a estas fechas el edificio presente, en lo general, muy buena estabilidad.
Su entre piso es a base de viguería de madera como elemento soportante de un enladrillado superior que hoy recibe un entortado de mortero y pisos de mosaico que pudieron sustituir a los originales pisos de madera de duela.
La techumbre general del edificio está construida a dos aguas con madera y teja. Desgraciadamente, en algunos puntos estos materiales han sido cambiados por estructuras metálicas y láminas de asbesto lo que podría ser modificado en cualquier momento, devolviéndole al edificio su fisonomía original y con ello sus valores histórico y arquitectónico.
La fachada principal y lateral del edificio, así como las fachadas interiores, se encuentran construidas armónica mente, integrándose con su estilo a los salones anexos al templo parroquial de San Agustín, lo que permite, en conjunto, conformar unidad arquitectónica caracterizada por los grandes ventanales ojivales o de arco apuntado, de estilo gótico, coronados con marcos y repisones de cantera que contrastan con los panas lisos y aplanados de sus muros.
De esta manera, el antiguo Colegio de San Luis, hoy Colegio Plancarte, es para los jaconenses y para esta región una verdadera joya de nuestro patrimonio histórico y arquitectónico, que todos estamos obligados a cuidar y conservar.
Texto publicado originalmente en la revista Entorno, de Ingenieros y Arquitectos de Zamora. Las fotografías son de Alberto Vázquez Cholico
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