Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Doña Armida de la Vara - De lo cotidiano - Es la nostalgia




ES LA NOSTALGIA...

En el mes de febrero florecen las jacarandas en Zamora. Se adelanta la primavera y los rosales estallan en los jardines domésticos, cuidados por manos diligentes y amorosas. Empieza a entibiarse el ambiente y a mediodía se siente ya la picadura del sol. Muy temprano aún nos despierta la algarabía de los gorriones en el árbol cercano. Resabios del invierno, todavía por la mañana hace algo de frío.

Si se sale a caminar a esas horas hay que ponerse ropa abrigadora, aunque después, con el ejercicio de una pausada caminata, entra uno en calor. El amanecer es bueno para caminar, cuando todavía el tráfico no enrarece el ambiente, cuando los niños que van a la escuela aún duer­men, cuando sólo la calzada que da acceso a Jacona pregona el paso de los camiones de carga con sus escapes abiertos.

Sé que voy a extrañar todo esto. Lo noto cada hora, cuando pienso que es tiempo de empacar cosas. Luis, ilusionado con la biblioteca que estrenará pronto en San José de Gracia, llena de cajas y cajas de libros.

Ya hay en la casa grande que fue de sus padres más de sesenta cartones repletos Y todavía aquí, en Zamora, se ven los libreros casi llenos. No quiero imaginar lo que será el traslado de los veinte mil volúmenes que hay en México.

Me despierto preocupada, como impotente para empezar la enorme tarea que se me viene encima. No sé qué cosas hay que empacar primero, qué se quedará aquí, mientras se termina la casita de La Loma. La multitud de cuadros me causa escalofríos; los platos, vasos, ollas y cazuelas también; ya no digamos las macetas y arbolitos que necesitan plantarse, racionalmente, aquí y allá.

Extrañaré a los vecinos, a los niños que crecieron tan rápidamente que ya son unos adolescentes ruidosos y sanos, estrenando noviazgos efímeros, pero apasionados; extrañaré a las amigas; a El Colegio de Michoacán... Si esto no es nostalgia anticipada, no sé cómo llamarla.

Zamora, Mich., 10 de febrero de 1987, día de san Silvano

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