Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

lunes, 17 de octubre de 2011

Apuntes para la Historia de la Villa de Tangancícuaro VIII - Martín Sámano Magaña


La comunidad indígena de
Tangancícuaro en peligro de
desaparecer.

Cincuenta años después de que fue concentrada la comunidad indígena de Tangancícuaro en el sitio que hemos descrito en el capítulo anterior envolvía la región una atmósfera de paz, de progreso y de prosperidad. La agricultura, como en la actualidad, era su principal fuente de riqueza por la abundancia de tierras laborables y la reciente introducción de nuevas especie de cultivo
(trigo y lenteja), cuya producción no solamente satisfacía las necesidades locales, sino que aún dejaba considerables excedentes que eran transportados a otros pueblos de la provincia michoacana.

Había nacido ya la primera industria mecánica un molino de trigo
que estuvo ubicado en el lugar llamado La Angostura sobre la
margen sur del río Duero. Al principiar el primer rápido de esta
corriente pluvial, se abrió un canal de derivación para tomar el agua
que generaría la energía requerida para el nuevo ingenio. Aún se
conservan restos de esta primitiva fábrica; el cárcamo y el canal de
desfogue. Cerca del poblado existían espesos bosques, ofreciendo a
sus moradores leña, resina y caza en abundancia. Había sido creado
un hospital, espléndidamente dotado para sus fines específicos, de
acuerdo con aquella época. Cuatro frailes agustinos proseguían en
su labor evangelizadora.

Este panorama de bonanza avivó los apetitos de rapiña de los
conquistadores, quienes lograron obtener del virrey en funciones, la
orden para que los naturales de nuestro pueblo fuesen congregados
en algún lugar lejano, juntamente con los demás indígenas de la
provincia de Xacona y así quedar aquellos en posesión absoluta de
las tierras de la comarca. Por fortuna, el gobernante de la Nueva
España ordenó, como veremos, al alcalde mayor de la Villa de
Zamora, informara previamente sobre la conveniencia de ejecutar tal
ordenamiento.

"El 19 de septiembre de 1600 el virrey, don Gaspar de Zúñiga
ordenó al alcalde mayor de la entonces Villa de Zamora que
notificara a los naturales de Xacona y pueblos dependientes de esa
cabecera: Tangancícuaro, Santiago Tangamandapio, Jaripo, Ario y
Etúcuaro (no el que está dentro del valle) que tendrían cerca de 530
tributarios la voluntad superior de que se congregaran en lugar a
propósito para lo cual debería promoverse información con el fin de
saber si convenía o no realizarla". Al efecto, el alcalde mayor visitó
las tierras de Tangancícuaro y Tangamandapio en unión de los
españoles vecinos de Zamora, señores Alfonso Alejandre Alonso
Rodríguez, Juan Gómez y Pedro Pérez. El 20 de noviembre del
mismo año notificó las pretensiones del virrey a Melchor Espíndola,
alcalde ordinario de Tangamandapio; Francisco López, regidor;
Pedro Nicolás, Martín Rodríguez y Agustín Baltazar, principales
vecinos de dicho pueblo, quienes para oponerse a la congregación,
nombraron como defensor al español Agustín del Hierro.

Al regresar a a Villa de Zamora, después de la visita que hizo a las
tierras mencionadas, el alcalde mayor examinó a varios de sus
acompañantes para levantar las actas respectivas. Fungió como
escribano el señor don Francisco Saavedra y como intérprete don
Diego Álvarez, que entendía la lengua tarasca, la mexicana y la
castellana.

El tribunal cuyo veredicto pudo cambiar el curso de la historia de
nuestro pueblo, lo formaban: Juan de Aguilera Solórzano, Diego
Huerta. Diego Alejandre, Gregorio Béjar, Juan Aviña, Diego
Hernández. Alonso Alejandre, Pedro Pérez y Agustín del Hierro.

Panorámica de Tangancícuaro
Fotografía de Bull Ortiz Galván


A continuación transcribimos las opiniones relacionadas con
Tangancícuaro, de los mencionados vecinos:

Juan de Aguilera Solórzano fue el primero en opinar y expuso:
“Sería muy provechoso que los pueblos de Xacona Santiago, Ario y
Etúcuaro, sujetos de Xacona, se reunieran en la cabecera para ser
mejor adoctrinados y sacramentados, evitando así borracheras y
otras ofensas a Dios; que en el citado pueblo de Xacona y en sus
comarcas hay muchas tierras de siembra de maíz, trigo y otras
legumbres para el sustento de todos los que se congreguen.
Además hay aguas de arroyos y ríos bastantes para muchos miles
de indios, leña y demás necesarios: que en esta jurisdicción
hay un pueblo llamado Tangancícuaro (escrito Tangantzícuaro)
que está de Xacona como a legua y media en donde hay noventa
indios casados; que su clima es templado y tiene abundantes
tierras de labor, donde se recogen cada año dos mil fanegas de trigo
de maíz, sin mucho trabajo; que hay excelentes bosques;
que los indios que allí viven tienen riquezas y descanso
por sus buenas comodidades, un hospital rico y un molino
de moler (sic) del provecho del cual se ayudan los religiosos
para su sustento, y le queda al dicho pueblo parte para cosas
de la Iglesia; que su abundancia es tanta que se aprovechan de ella
muchos pueblos de la Provincia de Michoacán, por lo que sería
conveniente se congregaran sus habitantes indígenas de Xacona”.
Diego Huerta y Diego Alejandre sustentaron la misma Opinión.


Panorámica de Tangancícuaro.
(Fotografía de Sergio Alfaro Romero)

Gregario Béjar se opone a que cambien de su sitio a Tangancícuaro,
dando como razón principal, que es camino real y tiene bastantes
medios de vida.

Diego Hernández acepta la congregación en Xacona de los
naturales de Ario. Jaripo y Etúcuaro, pero no la de los de
Tangancícuaro y Tangamandapio.

Pedro Pérez opina: “No conviene congregar a Tangancícuaro con
Xacona, ni a Santiago, pero sí es necesario y debe tomarse en
cuenta que la primera población tiene mejores tierras que la
segunda y que, los de ésta podrán asentarse en Rincón del Mezquite
que está algo apartado de Xacona...”

Alonso Hernández es de opinión que los naturales deben seguir en
el lugar donde se encuentran “sin mudarse por lo dicho y por otras
muchas razones bastantes que para ellos hay, al parecer de este
testigo justas y de consideración y entre ellas porque pasándose los
de Tangancícuaro a este pueblo de Xacona se conservarán en él
respecto de ser de la misma nación y de una lengua y los del pueblo
de Santiago son de otra nación y lengua y si los pasan a este pueblo
sería para ellos de mucho disgusto y se llevarían mal con los de este
pueblo”.

La Beata desde Tangancícuaro.
Fotografía publicada en la página de Facebook Yo amo Tangancícuaro.

Juan Ochoa Garibay da su opinión: “Que hace más de treinta
y cinco años que conoce Xacona y sus términos; que si bien hay
largueza de tierras las buenas las poseen desde hace mucho tiempo
los naturales de este pueblo y las otras son cenagosas… que el
testigo sabe que el pueblo de Tangancícuaro está sentado en
camino real; que del pueblo de Chilchota a él hay seis leguas
pequeñas de camino; de donde se entenderá ser jornada muy
forzosa y que del dicho pueblo de Jiquilpan hay cinco leguas más
adelante (de Santiago) de tal suerte que si de supuesto se quitase al
dicho pueblo de Santiago, sería desacomodar a los caminantes de
jornada forzosa; que no sería conveniente la congregación por ser
los del pueblo de Santiago de diferente nación, lengua y costumbres
por ser todos tamazultecos y hablar la lengua mexicana y los del
pueblo de Xacona son tarascos y así por lo dicho le parece a este
testigo que fuera de mejor comodidad pasar el pueblo de
Tangancícuaro a este de Jacona por ser todos de una misma nación
y sujeto suyo conocido; además que dicho pueblo de
Tangancícuaro, sabe el testigo que es pueblo muy enfermizo,
que en él hay cocolistes y enfermedades que las ha visto el testigo
como persona que se crió en la comarca y cerca de dicho pueblo
donde sus padres tienen por suyas haciendas que están alrededor
del dicho pueblo de Tangancícuaro, donde los naturales no tienen
sembrada las tierras, sino que están muy estrechas de ellas;... y
que también sabe el testigo que en el dicho pueblo no hay Iglesia, ni
la han podido hacer".

Agustín del Hierro, defensor de los naturales interviene: “El
pueblo de Tangancícuaro en una nación que está a más de dos
leguas del dicho pueblo de Xacona y de más de al camino que ha
en toda la Nueva España, de piedra y lodo (borrado) que en cuanto
a la vida espiritual de ellos, que como en Xacona hay cuatro
religiosas, pedirán al Obispo de este Obispado un clérigo que está
de asiento en el dicho pueblo por cura y beneficiado, a quien desde
luego que se nos diere, daremos y pagaremos el salario que se le
señalare, el cual se le dará a poco costo y trabajo”.

Por último, el alcalde mayor de Zamora, don Gaspar Vera
Rodríguez, dio su parecer en el sentido de que no debían
congregarse lo de Santiago a Xacona. Es de presumirse que igual
opinión fue dada sobre Tangancícuaro , pues el hecho real fue
que no se verificó ningún traslado de las comunidades indígenas.
como se proyectaba, a lugar distinto de donde se encontraban
ubicadas.

Los datos anteriores fueron tomados del Archivo General de la
Nación de los asuntos sobre tierras vol. 69, exp. 5, de cuya
lectura hemos elaborado la exposición sintética de este momento de
la historia de nuestro s antepasados .


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