Vía libre para corredores
(Fragmento)
Ahora no es tan grato caminar por las antes quietas calles
del Fovissste. Cada vez hay que desplazarse más allá, pues la fiebre de la
construcción va carcomiendo las buenas tierras para el cultivo, van
desapareciendo lotes vacíos y las calles, tomadas a la mala por los materiales
de construcción, hacen más difícil el paseo. Sin embargo nos animamos a ir por
ahí –con esperanzas de hacerlo despreocupadamente–, por la calzada
Zamora-Jacona, ojo avizor para no pisar alguna cosa inconveniente o meterse a
un charco de aguas de dudosa procedencia.
Para qué es más que la verdad, todavía se puede hacer un
bonito ramo de florecillas amarillas, e incorporar uno que otro girasol de los pocos
que quedan de la temporada. Se acabaron
las amapolas, es verdad, pero ciertas espigas se mecen al compás del aire
fresco del otoño, anuncio de un invierno que nunca llega a mayores. Siempre me
asombra que la Navidad se festeje sin abrigo, sin nieve ni hielos y sí con un
poco de calor.
Zamora, Mich., el 18 de noviembre de 1985, día de santo
Tomás, apóstol.
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