Concentración de la
comunidad indígena en el
lugar donde hoy se encuentra
la Villa de Tangancícuaro
Entre los años de 1535 y 1545, sin poder precisar la fecha exacta, se verificó el traslado de la población indígena del mencionado lugar en el capítulo anterior, al sitio donde hoy se encuentra la Villa de Tangancícuaro, con el fin de facilitar su adoctrinamiento en la
religión cristiana , adaptada a las nuevas formas de con vivencia social y también, por supuesto, para justificar el despojo de sus mejores tierras labrantías.
Al efecto, se escogió el lugar que se consideró el más
apropiado para tal objeto, habiéndose proyectado su planificación
sobre la superficie de una caballería de tierra (38-63-00), la que fue
enmarcada dentro de cuatro cauces profundos que, formando un
cuadrilongo casi perfecto, fueron desde aquella época los nuevos
cauces de las aguas del manantial de Cupátziro, en el tránsito a su
confluencia con el río del Santuario.
Este islote rectangular quedó comunicado con el campo
que lo circundaba por cinco puentes de piedra;
por el lado norte, el que da al camino de Jacona;
por el oriente , el que aún comunica con el camino a Tlazazalca;
por el sur, el de el Pescador que da al camino viejo de
Chilchota, el de el Portón , que conducía al manantial de
Cupátziro y el puente Verde ubicado en el vértice sur oeste
que encuadra la nueva población. En la actualidad,
aún se conserva intacto el tercero de estos puentes.(1)
Fueron los religiosos agustinos, llamados entonces frailes
doctrineros, los primeros portadores del mensaje evangélico en esta
región y los arquitectos en la obra de edificación del nuevo pueblo.
Al trazar sus calles y repartir solares, se señalaron sitios para iglesia
y convento, tianguis, alcaldía, hospital y panteón; quedando así
ubicados: el primero, en toda la manzana donde hoy se encuentra la
capilla del Carmen (2); los segundos, donde actualmente está la
plaza principal y el palacio del ayuntamiento; el hospital en la casa
que fue de don Crescenciano González; y el panteón, donde hoy se
encuentra el improvisado mercado del lugar, que hace algunos años
era llamado placita de la cal.
Lamentablemente, por falta de espacio no es posible transcribir parte
de las Crónicas de Michoacán editada por la Universidad Autónoma
de México, donde se describe la Relación de las ceremonias y ritos
y población y gobernantes de los indios de la provincia de
Mechoacán (anónimo, siglo XVI). Este documento que es la única
fuente original que comprende todo el pasado prehispánico de los
pueblos que formaban el Reino de Michoacán, hoy se
guarda en la suntuosa biblioteca de San Lorenzo del Escorial.
Y aunque en la actualidad se ignora quién haya sido el autor de tan
precioso códice, sí se sabe a ciencia cierta que fue redactado
en Tzintzuntzan, en los años de 1538 y 1539 por
un fraile franciscano. Existen probabilidades de que éste haya sido
fray Martín de Jesús o de la Coruña, aunque tal creencia no haya
sido comprobada hasta hoy.
En el primer fascículo de los Datos para la historia de
Tangancícuaro que se editó en el año de 1975, figura íntegra esta
parte del códice a que nos hemos referido.
1 No es aventurado aceptar la hipótesis que el primitivo
lecho del río Cupatzitzio, hoy convertido en pestilente dren
de aguas negras, haya cruzado de sur a norte en medio
del área que actualmente ocupan la primera y
segunda manzanas del cuartel primero de esta localidad.
Si tomamos en cuenta la marcada depresión topográfica
existente en dicho lugar
2 En el sitio que ocupa hoy la Capilla del Carmen se construyó
la primera parroquia del lugar, la que se desplomó
el 20 de febrero de 1960 por descuido imperdonable
del vicario encargado de su cuidado y la impericia
del albañil que pretendió contracimentarla, cosa que no
era necesaria. Un año más tarde parte del convento
corrió la misma suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario