Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.

sábado, 30 de noviembre de 2013

María Luisa - Novela por entregas XXVII - Jaime Ramos Valencia








Post scriptum



Más de año y medio me llevó este “primer intento” de
escribir, al que le estoy poniendo punto final.

Al recién haber cumplido setenta y tres años,
teniendo cinco hijos, habiendo plantado más de un
árbol, cumplimento el refrán chino con haber también
escrito un libro.

Hace también cien años, en los “tiempos de la
Revolución que no acaban”, hubo mujeres que sin ser
“adelitas”, ni “soldaderas”, sufrieron desde la trinchera
de su hogar, en su casa en el pueblo, o en su rancho
en el campo, los embates, la zozobra y los miedos de la
violencia. Merecen ser recordadas.

El bandolero Inés Chávez robó y destruyó dos
veces la tienda de mi abuelo paterno don José Adalberto
Ramos García en Ecuadureo; se vino a Zamora
con la mala suerte de que en esta ciudad lo volviera a
saquear.

Este hecho sucedió el 12 de noviembre de 1917, según consta en el “Reporte
de novedades” que el comandante de policía Francisco Torres, envía al
C. Presidente Municipal, donde en uno de sus párrafos escribe: “Por las
mismas chusmas fueron saqueados los comercios siguientes: el del señor
José Ramos, situado en la calle de Hidalgo y Cázarez…”.

Mi abuela era entonces una señora de treinta
y tres años, sus hijas mayores dieciséis y quince años,
mi papá solo diez años.

La familia de mi mamá es oriunda de Cotija. Mi
abuelo Jorge Valencia Zepeda, a pesar de las fuertes
raíces que lo ligaban al terruño, decidió trasladar a su
familia a Guadalajara. Corría el año de 1912, mi madre
tenía solo cinco años.
Ese mismo bandido secuestró a mi suegro para
pedir rescate a su padre quien era el administrador de
la Hacienda de La Luz. El padre de mi esposa, Cornelio
Méndez Gómez, logró escapar de sus captores.
Con esa información de primera mano y los escritos
de tanta gente que han versado sobre esa época,
inventé una historia, donde se entreteje mi imaginación
con la historia real; donde se entretejen también las
frases con que yo cuento mis relatos, con las frases con
las que otros describieron aquellos momentos; haciendo
con todo ello como un collage.

Jaime A. Ramos Valencia


Bibliografía

Morales García, Rogelio
Santo de Palo ¡pero milagroso!
Morelia, Ed. del autor, 1985.

Ochoa Serrano, Álvaro
Chávez García, vivo o muerto…
Morelia, Morevallado Editores, noviembre de 2005.

Romero Vargas, José
Cotija, cuna de trotamundos
edición particular de Leonel Tinajero, José Guizar Oseguera
y Raymundo Gonzàlez Barragán, 1973.

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