Se vienen a tener
datos, ya más concretos, desde el año de 1880, por tradición también hablada,
pero que desde luego es referida por personas que viven todavía, y que
personalmente escucharon esas relaciones de sus abuelos y de sus padres, y han
conservado su recuerdo gratamente, con el cariño a sus antepasados.
Al señor Cura Don
Agustín Cacho, se debió la muy bella imagen de la Asunción, que fue venerada
por muchos años, por nuestros abuelos y por nuestros padres.
Esa imagen traída
por el señor Cura Cacho, fue encomendada para su obra de mucho mérito
artístico, a escultores muy famosos que entonces trabajaban en la ciudad de
Querétaro, y bendecida y colocada en su templo, precisamente el 24 de diciembre
del año de 1880.
Fue a traerla comisión
de vecinos, que encabezó el señor Teófilo Martínez. Solamente había ferrocarril
hasta Morelia, y por lo tanto, desde la capital de nuestro Estado, por Uruapan
y Atapan, la trajeron por tierra y en hombros de los comisionados.
Se hizo una fiesta
muy solemne e inolvidable en el pueblo, y sus alrededores, y hubo mucha concurrencia
de personas de muchísimos lugares.
Salió todo el pueblo
a recibirla, al camino de Atapan, por el manantial de La Atarjea, y duraron las
fiestas ocho días, pues fueron al mismo tiempo que las de la Nochebuena de ese
año de 1880.
Durante esos ocho
días las audiciones musicales estuvieron a cargo de la banda de aliento, de que
era director el señor José María Rodríguez, nativo de Tingüindín, y cuya banda
de música tenía fama, por entonces, de ser una de las mejores del Estado.
Esa imagen, es decir
la' que se conoció por del señor Cura Cacho, estaba sentada en un trono de
nubes, con los mismos angelitos de cuerpo entero que tiene la actual. Su
vestido era de tela de plata, el manto de seda azul, bordado con una franja de
hilo de oro, y su cabeza estaba coronada con una corona imperial. Hay todavía
en muchos hogares de Tingüindín, cuadros muy antiguos con la fotografía de esa
imagen.
Alguna vez el
maestro escultor Don Francisco España, en Zamora, refirió a una persona de
Tingüindín, que la imagen de la Asunción, que se veneró anteriormente a la del
señor Cura Cacho, que era una escultura de más o menos un metro de altura, fue
llevada para Tocumbo por el señor Cura de ese lugar Don Pablo Villanueva.
A Don Francisco
España constaba lo anterior, porque a él le llevaron la imagen para que hiciera
su arreglo y retoque, y cambiara su vestido para venerarla como Virgen de la
Purísima.
En tiempo del señor
Cura Pbro. Don José Sánchez, de los años de 1902 a 1913, se transformó la
imagen del señor Cura Cacho, por la que actualmente se venera, y que ya no está
con traje de género, sino tallada totalmente en madera.
El trabajo fue
encomendado precisamente al mismo escultor de Zamora, a que antes nos
referimos, Don Francisco España, quien alguna vez en que se fe preguntaron
detalles de ambas imágenes, informó, que el rostro y el busto en ambas
esculturas era exactamente el mismo, que únicamente él había adelgazado un poco
el de la imagen antigua. Antes de ejecutar el trabajo de su escultura, sacó con
sumo cuidado un molde de yeso, para tener la seguridad de esa exactitud.
Hubo algún
descontento en el pueblo, por el cambio de la imagen del señor Cura Cacho, por
la del señor Cura Sánchez, tanto por la grande veneración que ya se tenía por
la imagen traída de Querétaro, cuanto por el cariño y grato recuerdo de quien
la había traído, el señor Cura Don Agustín Cacho.
(Nota del Editor: el texto fue obtenido del libro "La Historia de Tzingüichuri (Tin Güin Din) (Tirindini)", páginas 119 a 122. La edición data de 1957 y fue impresa en los talleres de Impresiones Precisas Alfer, en México, D.F.).
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