Hacia 1835 la advocación de la capilla ya era la de Los Dolores y la principal fuente de información sobre la misma es un librito de memorias del Padre Gabriel Silva. Es el “Libro en que constan algunas noticias interesantes y curiosas, que por ocasión del retiro espiritual que se hace todos los días primeros de cada mes en honor de la Divina Providencia en este Santuario de Nuestra Señora de los Dolores de esta Ciudad de Zamora; se han ido expresando las cosas más notables ocurridas en el mismo tiempo, aumento en el culto, utensilios de todas clases, de que se hallaba distribuida la capilla vieja y progresos de la nueva fábrica, emprendida el lunes 20 de abril de 1835... P. G. Silva”.
Desde principios del siglo XIX entonces, se hacían retiros espirituales en el Santuario de Dolores y es posible que el aumento de esta práctica haya alentado posteriormente la construcción de la Casa de Ejercicios, que estuvo ubicada detrás de la iglesia hacia 1880.
En el año de 1843 se protocolizó una donación a favor de esta iglesia que resulta particularmente interesante. Don Diego Verduzco cedió 100 pesos a la capilla de Nuestra Señora de los Dolores “para que con el producto del rédito anual se hagan las reparaciones materiales a la capilla, anualmente, durante el mes de mayo o junio”. Ésta habla de una arquitectura de adobe, que la gente de la región sabía cuidar y como parte de este cuidado se entendía una reparación al año, sobre todo antes de la época de lluvias.
En muchos de los reclamos que se hicieron después de la intervención de los bienes eclesiásticos, en 1926, se reiteraba que este tipo de material necesita de un mantenimiento anual y que la falta del mismo conduce inevitablemente a una rápida ruina de los edificios. De ahí la desaparición de construcciones como el Seminario, el Colegio Teresiano, la Escuela de Artes y Oficios, el Convento de Capuchinas, por mencionar sólo algunos ejemplos.
Al canónigo José Guadalupe Romero le gustó la iglesia y así lo asentó en su visión de la región por el año 1860. Se admiró por la “unidad en su plan arquitectónico y buen gusto en el adorno interior de los altares, que son de cantera estucada y dorada”.
En el año de 1878 hubo un extraño robo que permite conocer cuáles eran las devociones más importantes de la iglesia, ya que estas imágenes eran las que tenían una mayor dotación de exvotos de oro y plata: San Francisco de Paula; Jesucristo; San Roque y San José. El ladrón se tiró por la ventana, se fracturó las dos piernas y quedó inmovilizado en el suelo, donde lo encontraron tirado, cubierto con las capas que les había robado a las imágenes, repletas de “milagros”.
Hubo una reconstrucción del edificio en 1882, fecha que se puso en el ingreso a la sacristía. En diciembre de 1883 seguían las obras, que seguramente habían comenzado en 1880. En efecto, también hacia la calle Dr. Verduzco, es decir, el lateral poniente de la iglesia, se estaba construyendo la capilla dedicada a Nuestra Señora de Lourdes, con el impulso del P. Luis Álvarez, quien había pintado el altar principal imitando las rocas de la aparición. La inauguración de la capilla se realizó el siguiente año de 1884.
Es casi inevitable la comparación con el inventario que se hizo de los bienes de la Catedral, de las siete imágenes de escultura que allí había «en buen estado, en distintos lugares del templo». La abundancia icónica de Los Dolores habla con bastante claridad de una religiosidad popular, basada en el sentimiento piadoso hacia una devoción particular.
El templo está al cuidado de los Salesianos desde alrededor de 1940. En 1975 se realizó la última intervención en la obra, cuya atinada restauración estuvo a cargo del Arq. Javier Gutiérrez, de Uruapan.
(Texto publicado originalmente en la revista Entorno, de Ingenieros y Arquitectos de Zamora, A.C., con con la autoría de la doctora Nelly Sigaut, profesora investigadora del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, y con datos aportados en su libro Catálogo Arquitectónico del Bajío Zamorano, Primera Parte: la Ciudad de Zamora, publicado por el propio ColMich. Las extraordinarias fotografías que ilustran los reportajes gráficos de Entorno son de Alberto Vázquez Cholico).
1 comentario:
Gracias Jaime por compartir la historia de nuestra Iglesia.
Publicar un comentario