La comunidad
indígena de
Tangancícuaro en
peligro de
desaparecer.
Cincuenta años
después de que fue concentrada la comunidad indígena de
Tangancícuaro en el sitio que hemos descrito en el capítulo anterior
envolvía la región una atmósfera de paz, de progreso y de
prosperidad. La agricultura, como en la actualidad, era su principal
fuente de riqueza por la abundancia de tierras laborables y la
reciente introducción de nuevas especie de cultivo
(trigo y lenteja),
cuya producción no solamente satisfacía las necesidades locales,
sino que aún dejaba considerables excedentes que eran
transportados a otros pueblos de la provincia michoacana.
Había nacido ya la
primera industria mecánica un molino de trigo
que estuvo ubicado
en el lugar llamado La Angostura sobre la
margen sur del río Duero.
Al principiar el primer rápido de esta
corriente pluvial, se
abrió un canal de derivación para tomar el agua
que generaría la
energía requerida para el nuevo ingenio. Aún se
conservan restos de
esta primitiva fábrica; el cárcamo y el canal de
desfogue. Cerca del
poblado existían espesos bosques, ofreciendo a
sus moradores leña,
resina y caza en abundancia. Había sido creado
un hospital,
espléndidamente dotado para sus fines específicos, de
acuerdo con aquella
época. Cuatro frailes agustinos proseguían en
su labor evangelizadora.
Este panorama de bonanza
avivó los apetitos de rapiña de los
conquistadores,
quienes lograron obtener del virrey en funciones, la
orden para que los
naturales de nuestro pueblo fuesen congregados
en algún lugar lejano,
juntamente con los demás indígenas de la
provincia de Xacona y así quedar aquellos en posesión absoluta
de
las tierras de la comarca. Por fortuna, el gobernante de la
Nueva
España ordenó, como veremos, al alcalde mayor de la Villa de
Zamora, informara previamente sobre la conveniencia de
ejecutar tal
ordenamiento.
"El 19 de
septiembre de 1600 el virrey, don Gaspar de Zúñiga
ordenó al alcalde
mayor de la entonces Villa de Zamora que
notificara a los
naturales de Xacona y pueblos dependientes de esa
cabecera:
Tangancícuaro, Santiago Tangamandapio, Jaripo, Ario y
Etúcuaro (no el que
está dentro del valle) que tendrían cerca de 530
tributarios la
voluntad superior de que se congregaran en lugar a
propósito para lo
cual debería promoverse información con el fin de
saber si convenía o
no realizarla". Al efecto, el alcalde mayor visitó
las tierras de
Tangancícuaro y Tangamandapio en unión de los
españoles vecinos de
Zamora, señores Alfonso Alejandre Alonso
Rodríguez, Juan
Gómez y Pedro Pérez. El 20 de noviembre del
mismo año notificó
las pretensiones del virrey a Melchor Espíndola,
alcalde ordinario de
Tangamandapio; Francisco López, regidor;
Pedro Nicolás, Martín
Rodríguez y Agustín Baltazar, principales
vecinos de dicho
pueblo, quienes para oponerse a la congregación,
nombraron como
defensor al español Agustín del Hierro.
Al regresar a a Villa de Zamora, después de la visita que hizo
a las
tierras mencionadas, el alcalde mayor examinó a varios de sus
acompañantes para levantar las actas respectivas. Fungió como
escribano el señor don Francisco Saavedra y como intérprete don
Diego Álvarez, que entendía la lengua tarasca, la mexicana y
la
castellana.
El tribunal cuyo veredicto pudo cambiar el curso de la
historia de
nuestro pueblo, lo formaban: Juan de Aguilera Solórzano, Diego
Huerta. Diego Alejandre, Gregorio Béjar, Juan Aviña, Diego
Hernández. Alonso Alejandre, Pedro Pérez y Agustín del Hierro.
Panorámica de Tangancícuaro
Fotografía de Bull Ortiz Galván
A continuación transcribimos las opiniones relacionadas con
Tangancícuaro, de los mencionados vecinos:
Juan de Aguilera Solórzano
fue el primero en opinar y expuso:
“Sería muy
provechoso que los pueblos de Xacona Santiago, Ario y
Etúcuaro, sujetos de
Xacona, se reunieran en la cabecera para ser
mejor adoctrinados y
sacramentados, evitando así borracheras y
otras ofensas a Dios;
que en el citado pueblo de Xacona y en sus
comarcas hay muchas tierras
de siembra de maíz, trigo y otras
legumbres para el sustento
de todos los que se congreguen.
Además hay aguas de
arroyos y ríos bastantes para muchos miles
de indios, leña y
demás necesarios: que en esta jurisdicción
hay un pueblo llamado
Tangancícuaro (escrito Tangantzícuaro)
que está de Xacona como
a legua y media en donde hay noventa
indios casados; que
su clima es templado y tiene abundantes
tierras de labor, donde
se recogen cada año dos mil fanegas de trigo
de maíz, sin mucho trabajo;
que hay excelentes bosques;
que los indios que
allí viven tienen riquezas y descanso
por sus buenas comodidades,
un hospital rico y un molino
de moler (sic) del
provecho del cual se ayudan los religiosos
para su sustento, y
le queda al dicho pueblo parte para cosas
de la Iglesia; que
su abundancia es tanta que se aprovechan de ella
muchos pueblos de la
Provincia de Michoacán, por lo que sería
conveniente se congregaran sus habitantes indígenas de Xacona”.
Diego Huerta y Diego
Alejandre sustentaron la misma
Opinión.
Gregario Béjar se opone a que cambien de su sitio a Tangancícuaro,
dando como razón principal, que es camino real y tiene bastantes
medios de vida.
Diego Hernández acepta la congregación en Xacona de los
naturales de Ario. Jaripo y Etúcuaro, pero no la de los de
Tangancícuaro y Tangamandapio.
Pedro Pérez opina: “No conviene congregar a Tangancícuaro
con
Xacona, ni a Santiago, pero sí es necesario y debe tomarse en
cuenta que la primera población tiene mejores tierras que la
segunda y que, los de ésta podrán asentarse en Rincón del Mezquite
que está algo apartado de Xacona...”
Alonso Hernández es de opinión que los naturales deben seguir
en
el lugar donde se encuentran “sin mudarse por lo dicho y por
otras
muchas razones bastantes que para ellos hay, al parecer de este
testigo justas y de consideración y entre ellas porque pasándose
los
de Tangancícuaro a este pueblo de Xacona se conservarán en él
respecto de ser de la misma nación y de una lengua y los del
pueblo
de Santiago son de otra nación y lengua y si los pasan a este
pueblo
sería para ellos de mucho disgusto y se llevarían mal con
los de este
pueblo”.
La Beata desde Tangancícuaro.
Fotografía publicada en la página de Facebook Yo amo Tangancícuaro.
Juan Ochoa Garibay
da su opinión: “Que hace más de treinta
y cinco años que
conoce Xacona y sus términos; que si bien hay
largueza de tierras las
buenas las poseen desde hace mucho tiempo
los naturales de este
pueblo y las otras son cenagosas… que el
testigo sabe que el
pueblo de Tangancícuaro está sentado en
camino real; que del
pueblo de Chilchota a él hay seis leguas
pequeñas de camino; de
donde se entenderá ser jornada muy
forzosa y que del
dicho pueblo de Jiquilpan hay cinco leguas más
adelante (de Santiago)
de tal suerte que si de supuesto se quitase al
dicho pueblo de Santiago,
sería desacomodar a los caminantes de
jornada forzosa; que
no sería conveniente la congregación por ser
los del pueblo de Santiago
de diferente nación, lengua y costumbres
por ser todos
tamazultecos y hablar la lengua mexicana y los del
pueblo de Xacona son
tarascos y así por lo dicho le parece a este
testigo que fuera de
mejor comodidad pasar el pueblo de
Tangancícuaro a este
de Jacona por ser todos de una misma nación
y sujeto suyo conocido;
además que dicho pueblo de
Tangancícuaro, sabe
el testigo que es pueblo muy enfermizo,
que en él hay cocolistes
y enfermedades que las ha visto el testigo
como persona que se crió
en la comarca y cerca de dicho pueblo
donde sus padres tienen
por suyas haciendas que están alrededor
del dicho pueblo de
Tangancícuaro, donde los naturales no tienen
sembrada las tierras,
sino que están muy estrechas de ellas;... y
que también sabe el testigo
que en el dicho pueblo no hay Iglesia, ni
la han podido hacer".
Agustín del Hierro, defensor de los naturales interviene: “El
pueblo de Tangancícuaro en una nación que está a más de dos
leguas del dicho pueblo de Xacona y de más de al camino que
ha
en toda la Nueva España, de piedra y lodo (borrado) que en
cuanto
a la vida espiritual de ellos, que como en Xacona hay cuatro
religiosas, pedirán al Obispo de este Obispado un clérigo
que está
de asiento en el dicho pueblo por cura y beneficiado, a
quien desde
luego que se nos diere, daremos y pagaremos el salario que
se le
señalare, el cual se le dará a poco costo y trabajo”.
Por último, el alcalde mayor de Zamora, don Gaspar Vera
Rodríguez, dio su parecer en el sentido de que no debían
congregarse lo de Santiago a Xacona. Es de presumirse que igual
opinión fue dada sobre Tangancícuaro , pues el hecho real
fue
que no se verificó ningún traslado de las comunidades indígenas.
como se proyectaba, a lugar distinto de donde se encontraban
ubicadas.
Los datos anteriores fueron tomados del Archivo General de
la
Nación de los asuntos sobre tierras vol. 69, exp. 5, de
cuya
lectura hemos elaborado la exposición sintética de este momento
de
la historia de nuestro s antepasados .
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