La casa Ortiz, ubicada en la calle de Hidalgo 45 sur de nuestra ciudad, es representativa de las grandes casas-habitación con la solución arquitectónica clásica del siglo XVIII en Zamora, aunque la edificación que nos ocupa en esta ocasión fue construida a principios del presente siglo, según puede constatarse en la fecha escrita sobre la puerta principal: 1905.
En estas casas, el portón principal se destaca en la fachada, que incluye 2 o 3 ventanas, por lo general de la sala, lugar “para recibir a las visitas”. El portón tiene las proporciones necesarias para permitir el ingreso a la casa de personas, animales y vehículos (no automóviles). Entre el zaguán y el patio central hay un espacio de transición que termina en un cancel. Esto permite mantener abierta la puerta principal, manteniendo así la comunicación con el exterior, pero con la seguridad que aporta el cancel.
El patio central es un factor importantísimo de iluminación y ventilación para toda la edificación. El patio cumple, además, una importante función como distribuidor al resto de la casa, ya que a su alrededor se sitúan las habitaciones, la sala y de manera muy destacada, frente a la entrada principal, atravesando el patio, el comedor. En la casa Ortiz el comedor se destaca aún más porque la altura de los vanos de su puerta y ventanas son más altos que los del resto de las habitaciones.
En un segundo patio, situado como es tradicional en estas edificaciones en la parte posterior de la casa, estaban la cocina, el corral, la despensa, la carbonera, el único baño de la casa, los lavaderos, los tendederos, un pequeño huerto de árboles frutales, una caballeriza, etc. Un alero rodeaba al patio, sin columnas.
En esta casa vivió Antonio Plancarte, quien la vendió al licenciado Laris Rubio. Tiempo después la casa fue adquirida por el señor Francisco Ortiz, quien la rentó al doctor Florencio Ruiz Acosta durante cuatro años, tiempo en que funcionó como sanatorio privado. Desde hace 34 años la casa Ortiz es habitada por el señor Victorino Ortiz y su familia.
Han sido muchas las modificaciones que se le han hecho a la casa original, la más importante de éstas es la remodelación y ampliación hacia el lado norte de la casa, de 4 x 20 metros aproximadamente, que se realizó a mediados de la década de los años 50 con la intención de adecuar la casa a los requerimientos de la vida moderna, pero conservando al máximo su fisonomía original.
Se utilizaron materiales como el adobe y el tabique y se conservó la planta, techumbre y tapancos. El segundo patio se transformó en un jardín que incluye un chapoteadero. Actualmente este jardín luce enredaderas y algunos árboles: sauce llorón, naranjos, limones, ficus y níspero.
Se cambiaron las vigas y los soportales originales de madera por otros de fierro para lograr claros más amplios entre los pilares, que también eran de madera y se cambiaron por tubos de acero con basamentos de cantera y capiteles tallados en estilos clásicos. Los pisos de barro y el empedrado se cambiaron por mosaico.
En la fachada, las ventanas, la puerta principal y la de la cochera están rematadas con frontones en forma de prisma triangular, en un estilo que pudiéramos llamar «Neo clásico». La cantera de los marcos parece ser del rumbo de San Luis Potosí y está trabajada en sillería. La puerta principal está flanqueada por dos columnas adosadas, con decoración de medallones con motivos neoclásicos. El marco incluye un arco de medio punto que en su piedra angular muestra la fecha de terminación de la casa. Corona la fachada una balaustrada, situada sobre el plano de la puerta principal. Adornan chapetones, medallones, remates y una cornisa de estuco, hechos a mano con plantillas y armados sobre la fachada.
En el interior, alrededor del patio central, corona una arquitrabe y un remate adicional acorde con la balaustrada de la fachada. En esta arquitrabe destaca un detallado trabajo hecho artesanalmente con plantillas.
Originalmente contaba Con 3 portales solamente: al sur, oriente y poniente. Con la ampliación se le agregó otro portal, habitaciones y una cochera. Actualmente cuenta con quince habitaciones, tres baños completos y dos medios baños. En el patio central se encuentra una fuente hecha con una rueda de molino de piedra brasa.
Gracias a una vela plegadiza de manta con la que se cubre el claro del patio central, se ha logrado un auténtico invernadero en el que se encuentra una gran variedad de plantas de sombra, lo que contribuye a proporcionarle a toda la casa un ambiente fresco.
Sin duda alguna la casa Ortiz es representativa de toda una época de la arquitectura zamorana y de la decisión de sus propietarios por conservarla como monumento patrimonial de nuestra ciudad.
(Texto publicado originalmente en la revista Entorno, de Ingenieros y Arquitectos de Zamora, A.C., con con la autoría de la doctora Nelly Sigaut, profesora investigadora del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, y con datos aportados en su libro Catálogo Arquitectónico del Bajío Zamorano, Primera Parte: la Ciudad de Zamora, publicado por el propio ColMich. Las extraordinarias fotografías que ilustran los reportajes gráficos de Entorno son de Alberto Vázquez Cholico).
No hay comentarios:
Publicar un comentario