Por Jaime Ramos Méndez
Cuando el final se acercaba
yo ya sabía la conclusión;
todo acababa inseguro, incierto,
insalubre y enmedio
de la pestilencia ingrata
de tu comezón.
La verdad se ahonda
y olvido el reproche,
olvido tu nombre
y mi conclusión
en que vivo tan muerto
como niebla seca,
como llama informe,
con mi repulsión.
Se agrieta mi escarcha,
se nombra mi nombre,
se alcanza la cuesta
de tu oración.
Se olvida una fecha
que trae la palabra,
se desliza hasta el fondo
de una canción.
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