En Zamora el mercado en plaza abierta se realizó en la plazuela de la Cal o de la Fruta, donde hoy se ubica el Mercado Morelos y el mercado cerrado se ubicaba al norte de la catedral en el portal conocido como el Parián, luego de chinos y luego de Tacho. En la Plaza también se desarrollaban actividades comerciales para disgusto de los vecinos pues el lugar se convertía en un auténtico lodazal y basurero público.
Esta problemática no era exclusiva de Zamora, sino que se daba en casi todas las ciudades del país. Pronto el deseo de reubicar a los mercados y darles un espacio más ventilado, luminoso y salubre, dio origen a uno de los programas arquitectónicos más favorecidos por la edilicia porfirista: el mercado público.
En 1907, el ayuntamiento de Zamora tomó la decisión de construir un mercado para la ciudad. Se remodeló la Plaza principal y comenzó la construcción de un mercado ubicado a un costado de la catedral. Los planos y diseños de la obra fueron realizados por el ingeniero Phillipe Serrano de la ciudad de México y hacia el año 1912 se había concluido la primera parte de la construcción, que consistía en la estructura de hierro.
Esta combinación de hierro y vidrio con abundancia de mampostería en el caso de Zamora- es una de las realizaciones más características de un buen número de tipos arquitectónicos del siglo XIX. De este tipo de mercado porfiriano, vale mencionar el de Guanajuato; el de Zacatecas; el de la Victoria de Puebla y el de Toluca.
Para concluir la obra del mercado se concursaron los presupuestos y resultó ganador Jesús Hernández Segura y su hijo Felipe Hernández, quienes se comprometieron a entregada en septiembre de 1912. Pero al año siguiente ya pesar de los aportes de los hermanos Francisco y Rafael García, quienes ayudaron a financiar la obra, el mercado seguía sin terminar. La ciudad organizaba jaripeos y corridas de toros para pagar los vidrios franceses que se habían encargado a Guadalajara. Después de tantas peripecias, la inauguración pudo realizarse en septiembre de 1913.
Es evidente que el mercado fue suficiente durante unos años, sin embargo, después que en los años 50 se rompiera el límite sur de la ciudad, se vio la necesidad de quitar el mercado del centro y pasado a una zona que en ese momento se pensó como de la periferia. La falta de planificación urbana, la falta de análisis de las expectativas de crecimiento de la ciudad, la falta de ordenamiento para ese crecimiento contribuyeron a conseguir que la ciudad y algunos puntos neurálgicos se transformaran en un auténtico caos. El caos que hoy representa el mercado Hidalgo.
Varios miembros de la Asociación se han dedicado a plantear claramente este problema y por lo tanto sólo voy a insistir en algunos aspectos, que también señaló Enrique Núñez en el estudio que realizara como tesis profesional Mercado Municipal en Zamora Michoacán:
1. La falta de zonificación ha dado como resultado que se mezclen las distintas áreas que lo componen.
2. En el área húmeda han proliferado todo tipo de puestos como rosticerías y fondas mal equipadas con todos los problemas de salubridad inherentes a esto, más el entorpecimiento de la circulación en los pasillos.
3. La zona que originalmente fue tianguis ha desaparecido por completo y fue reemplazada por puestos fijos de construcción precaria con techos de lámina de asbesto, enchapopotadas, de manta y vigas de madera.
4. Los servicios se encuentran saturados y son insuficientes.
5. En las calles adyacentes han proliferado las bodegas de abasto, que da por resultado un crecimiento de hecho del mercado, con las secuelas de basura, ratas, conflicto vehicular y deterioro de calles.
El mercado de Abastos que se construyó en la Fuentes, fue impulsado por una empresa particular que en este proyecto contempló exclusivamente el aspecto de negocio y desoyó las necesidades de los bodegueros, sus principales usuarios. Ese mercado tiene un total de alrededor de 120 bodegas, de las cuales solamente sesenta se ofrecieron al Mercado Hidalgo (que alojaba a más de 300 bodegueros) en el primer programa de traslado que implementó entonces presidente municipal y hoy diputado Arnulfo Vázquez, lo cual resultó, a todas luces, insuficiente.
En efecto, las bodegas han crecido de manera espectacular en los dos últimos años, de manera tal que está cambiando la vocación de zona de vivienda por zona comercial a la colonia Jardinadas. La calle Martínez de Navarrete era el límite de la zona comercial y supuestamente se iba a permitir la construcción de nuevas bodegas solamente en su acera norte. Sin embargo existe desde hace varios años una bodega en su acera sur, en la esquina de esa calle con Morelia.
A pesar de que aparentemente existe un acuerdo de cabildo según el cual no se iba a permitir de ningún modo la transformación de una casa habitación en bodega, hace aproximadamente dos meses en la esquina norte de Morelia y Martínez de Navarrete, comenzó a adaptarse una casa que había sido construida por el arquitecto Jorge de Aguinaga para que en ese lugar funcionen unas bodegas. Este hecho marca con claridad el crecimiento desmedido del mercado pasando sobre el mencionado acuerdo de cabildo, la obra no tiene cartel a la vista (especificación clara por reglamento que todos los constructores conocen bien) que señale el nombre del arquitecto a cargo de la obra.
Son bien conocidas las anomalías en el funcionamiento de la regiduría de obras públicas de este municipio, donde se ha señalado con claridad que el mismo arquitecto a cargo es quien en la práctica profesional transgrede la reglamentación vigente, secundado por el pasante de ingeniero (otra irregularidad, pues tendría que estar titulado) a cargo de la Oficina de Urbanística, y el encargado de licencias de construcciones, quien al parecer responde a la autoridad sin ningún cuestionamiento ético.
¿Qué pasa en la ciudad? ¿Por qué el presidente municipal permite que toda la ciudad se convierta en una gran bodega? ¿Por qué, como se ha señalado tantas veces, no se priorizan los problemas, se planifica y se pone en marcha según la correspondiente planeación? Pareciera que no hay autoridad, mientras los mismos bodegueros, aún cuando divididos) tratan de buscar soluciones, entrevistándose con el gobernador o presentando al presidente municipal un pliego petitorio con más de cien firmas, buscando una solución satisfactoria para un problema que nos atañe a todos.
(Texto de la doctora Nelly Sigaut, profesora-investigadora de El Colegio de Michoacán, publicado originalmente en la Revista Entorno de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos de Zamora, A.C.)(Fotografía de Alberto Vázquez Cholico que muestra la fachada del antiguo Mercado Hidalgo, hoy Pasaje Comercial Morelos o "Pasaje de los Dulces").
1 comentario:
No me niego a que se utilicen mis materiales, pero creo que hubiera sido de educación y buen gusto solicitar, al menos, autorización. Nelly Sigaut
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