Santuario Guadalupano de Zamora en Michoacán.
Fotografía de Ricardo Galván Santana y Francisco Magdaleno Cervantes.
jueves, 3 de enero de 2013
Poesía de Luis G. Franco - Confesión
Confesión
Yo caminé por las constelaciones
y fui rasgando velos y palabras
empuñé los fusiles asesinos
el esdrújulo verbo y la grave metáfora.
Tengo cuarenta años
no sé cómo me llamo
ando por galerías de silencio
con este fardo a cuestas y esta duda
gritando a Dios con la sangre ardiendo
no aprendí la verdad ni la mentira
repito sin saberlo la historia repetida.
Sólo una cosa es absolutamente mía
la herida.
Quiero gritar de sol a sol
y que mi brazo sea un arcoíris.
Yo regalo mis ojos a la noche
con tal que eternamente sean constelaciones
pero sé que mis huellas cotidianas
las borra la tormenta de la noche
no sé si esto que llamo libertad
son las congénitas cadenas
que he aprendido a amar.
Anduve mar y tierra
aprendí costumbres exóticas
extrañas lenguas
vi el rostro de la muerte en las esquinas
una tarde en Venecia.
Yo conocí la sangre de los griegos
solitario triste en Epidaurus.
He navegado, he leído, he escrito
he amado, he maldecido, he osado,
he llorado, he dormido,
he esperado
me queda entre las manos
la rosa mustia de la nostalgia.
Hoy todo lo he olvidado
guardo tan sólo en la memoria
el rostro de mi madre
y la palabra cruel de un viejo amigo.
Vida y muerte hoy quiero
con vosotras dialogar al menos
a cada una doy mi mano
al fin y al cabo de ambas soy hermano.
Tú, vida, me enseñaste
el color y la medida
de los sueños sublimes y absurdos
fuerza y audacia, exaltación y fuego
antes que yo palpitación primera
conmigo irás hasta la última puerta
te amo con amor perfecto
a nadie puedo amar como a ti, vida
en ti la estrella, el agua, la entrada y la salida
tú en la rosa y el cactus
en la risa, en el llanto
tú conmigo, fuerza y herida
decirte amor es poco
quererte desmedidamente
hora a hora
célula a célula
palabra por palabra
hasta la muerte.
A ti, oh sutil y perversa engañadora
que finges realidades sólo para destruirlas
tú, sombra hecha de sombras
negación continua
abrazadora lumbre destructiva
no puedo odiarte a ti
consuelo único a la atroz fatiga
eres el rostro oscuro de mi vida
paciente y pensativa
sin pasión y sin prisa
hálito desolado de mi risa
incógnita escondida en mis palabras conmigo vas
amiga y enemiga
cuando todos me dejen
aún la vida,
sólo tú, compasiva
me acogerás en la amorosa huida.
Llega a la hora precisa
súbita, alegre, feliz
no me encontrarás de hinojos
yo saldré para decirte
es la hora, salgamos pronto de aquí.
Pero aguarda a que complete
punto a punto mi carrera
y saldremos saludando al sol de primavera.
Quisiera decirlo todo
y de una vez para siempre
sólo corresponde al hombre humildemente decir
lo que piensa o lo que siente
siempre queda la palabra por decir
hundida está la palabra
entre la muerte y la vida.
Publicado por
Jaime Ramos Méndez
Etiquetas:
Poemas de Luz y Sombra de Luis G. Franco
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