SUELE SUCEDER
Suele suceder
que sales a la calle y te acuchillan sonrientes
porque no inclinaste hasta el suelo la cabeza.
Suele suceder
que tú miras tu sombra por el suelo
y ellos te miran y hacen gestos de asco
te reconocen muerto
y lloran el gozo incomparable de tu entierro,
porque hombres como tú
que no saben guardarse las palabras
que desconocen el protocolo del estiércol
que desnudan en plena calle
la voz y el pensamiento
no deben ir así a paso tan seguro.
Suele suceder
que alzas tu mano pides silencio
y te tragan el índice, el meñique
el derecho, el izquierdo
y te declaran inválido honorario.
Suele suceder
que al saludar olvidas el sombrero
y la cabeza rueda por el suelo
porque hombres como tú
que olvidaron las cifras
que no tienen secretos
ni cuentas corrientes
ni amigos íntimos en ningún ministerio
siempre son peligrosos
pueden ser espías de sustantivos
prestidigitadores de artículos y verbos
herejes del poder
cismáticos del orden impuesto
y gente así
sólo merece un monumento.
Suele suceder
que te llamen amigo en el mercad
mientras te ponen precio
o te llevan atado por la plaza
a divertir a algún estúpido monarca.
Suele suceder
que todos ríen a tu costa
reparten tus cadenas y tus lágrimas
con brindis en tu honor
y a carcajadas
se reparten
la túnica y el manto...
Noviembre 5 de 1977.
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