jueves, 17 de octubre de 2013

Fray Jacobo Daciano - Texto de don Ramón Pardo Pulido (cuarta parte)


El historiador Don Eduardo Ruiz, y sobre la vida de sacrificios
de Fray Jacobo, nos dice: “Refiere la crónica que una vez recorrió
más de cien leguas, hollando la tierra con el pie desnudo, a fin
de servir de lazarillo a otro varón ejemplar, Fray Antonio de Segovia,
anciano y ciego, que tenía que asistir a un ‘Capítulo’ que se celebraba
en Huetjotzingo” (en el lejano Estado de Puebla).

“En lo político y cortesano, pudo fundar repúblicas, como hizo
notorio en el pueblo de Tarecuato, pues estando ya deteriorado,
lo arregló de nuevo, con calles, plazas y casas y costumbres,
con toda perfección, ordenando que la comunidad del pueblo
repartiese las tierras baldías, con lo que creció mucho el pueblo.
Fundoles un hospital que es de los mejores de la provincia.

Fundó escuelas para los niños en que aprendiesen a leer,
escribir y contar. Verdad es que no fundó este pueblo
de Tarecuato (ya lo dijimos anteriormente pero lo reformó
todo con tanto esmero que bien mereció el título de su fundador”.


Naranjo agrio en la parroquia de San Francisco
de Tarecuato, Michoacán.
Foto de Jaime Cristóbal López

Existe todavía en el patio principal del convento, dando fruto, un
naranjo agrio, seguramente varias veces centenario, pues se asegura
que fué plantado por Fray Jacobo, habiendo sido por muchos años un
varejón seco, pues le había servido de báculo.

Atrio de la parroquia de San Francisco de Asís
en Tarecuato, Michoacán.
Foto de Jaime Cristóbal López.

En el atrio del mismo convento, todavía hace pocos años, se veían
gruesos troncos de olivos, que se dice fueron plantados por las propias
manos de Fray Jacobo, y también, por lo tanto, varias veces centenarios.

Cruz atrial en la parroquia de San Francisco
de Tarecuato, Michoacán.
Fotografía de Marco Wence.

En el mismo amplísimo atrio, de muchísimo mérito arqueológico,
pero ya semi destruido, y que a la vez que atrio del templo y del
convento, y hasta hace pocos años también cementerio del pueblo,
se conserva todavía grande cruz labrada de cantera, sobre una amplia
base de calicanto, con inscripciones y alegorías franciscanas, y con
signos tarascos, que deben señalar alguna fecha o determinado
acontecimiento de importancia para el pueblo; por supuesto que
solamente podrá descifrarse por un entendido en códices antiguos.

Y valdría la pena, que se hiciera, pues daría luz, seguramente,
como decimos en alguna fecha o acontecimiento de mucha
importancia para Tarecuato.

Cruz atrial en la parroquia de San Francisco
de Tarecuato, Michoacán.
Fotografía de Sergio Alfaro Romero.

Nosotros creemos que esa cruz, de tan grande mérito artístico y
arqueológico, lo primero porque es propiamente una filigrana,
un encaje hecho en cantera, y lo segundo por los siglos
de haber sido levantada, muy probablemente lo haya sido,
a la llegada de los primeros religiosos franciscanos, y antes de
la construcción del templo y su convento.

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