lunes, 9 de enero de 2012

Virgen Santísima de la Asunción en Tingüindín IV - Texto de don Ramón Pardo Pulido - Fotografía de Luis Francisco Duarte Medina



Se vienen a tener datos, ya más concretos, desde el año de 1880, por tradición también hablada, pero que desde luego es referida por personas que viven todavía, y que personalmente escucharon esas relaciones de sus abuelos y de sus padres, y han conservado su recuerdo gratamente, con el cariño a sus antepasados.
Al señor Cura Don Agustín Cacho, se debió la muy bella ima­gen de la Asunción, que fue venerada por muchos años, por nues­tros abuelos y por nuestros padres.

Esa imagen traída por el señor Cura Cacho, fue encomendada para su obra de mucho mérito artístico, a escultores muy famosos que entonces trabajaban en la ciudad de Querétaro, y bendecida y colocada en su templo, precisamente el 24 de diciembre del año de 1880.

Fue a traerla comisión de vecinos, que encabezó el señor Teófilo Martínez. Solamente había ferrocarril hasta Morelia, y por lo tanto, desde la capital de nuestro Estado, por Uruapan y Atapan, la trajeron por tierra y en hombros de los comisionados.

Se hizo una fiesta muy solemne e inolvidable en el pueblo, y sus alrededores, y hubo mucha concurrencia de personas de muchí­simos lugares.

Salió todo el pueblo a recibirla, al camino de Atapan, por el manantial de La Atarjea, y duraron las fiestas ocho días, pues fueron al mismo tiempo que las de la Nochebuena de ese año de 1880.

Durante esos ocho días las audiciones musicales estuvieron a cargo de la banda de aliento, de que era director el señor José Ma­ría Rodríguez, nativo de Tingüindín, y cuya banda de música te­nía fama, por entonces, de ser una de las mejores del Estado.

Esa imagen, es decir la' que se conoció por del señor Cura Ca­cho, estaba sentada en un trono de nubes, con los mismos angelitos de cuerpo entero que tiene la actual. Su vestido era de tela de plata, el manto de seda azul, bordado con una franja de hilo de oro, y su cabeza estaba coronada con una corona imperial. Hay toda­vía en muchos hogares de Tingüindín, cuadros muy antiguos con la fotografía de esa imagen.

Alguna vez el maestro escultor Don Francisco España, en Za­mora, refirió a una persona de Tingüindín, que la imagen de la Asunción, que se veneró anteriormente a la del señor Cura Cacho, que era una escultura de más o menos un metro de altura, fue llevada para Tocumbo por el señor Cura de ese lugar Don Pablo Villa­nueva.

A Don Francisco España constaba lo anterior, porque a él le llevaron la imagen para que hiciera su arreglo y retoque, y cambia­ra su vestido para venerarla como Virgen de la Purísima.

En tiempo del señor Cura Pbro. Don José Sánchez, de los años de 1902 a 1913, se transformó la imagen del señor Cura Cacho, por la que actualmente se venera, y que ya no está con traje de género, sino tallada totalmente en madera.

El trabajo fue encomendado precisamente al mismo escultor de Zamora, a que antes nos referimos, Don Francisco España, quien algu­na vez en que se fe preguntaron detalles de ambas imágenes, informó, que el rostro y el busto en ambas esculturas era exactamente el mismo, que únicamente él había adelgazado un poco el de la imagen antigua. Antes de ejecutar el trabajo de su escultura, sacó con sumo cuidado un molde de yeso, para tener la seguridad de esa exactitud.

Hubo algún descontento en el pueblo, por el cambio de la ima­gen del señor Cura Cacho, por la del señor Cura Sánchez, tanto por la grande veneración que ya se tenía por la imagen traída de Queré­taro, cuanto por el cariño y grato recuerdo de quien la había traído, el señor Cura Don Agustín Cacho.


(Nota del Editor: el texto fue obtenido del libro "La Historia de Tzingüichuri (Tin Güin Din) (Tirindini)", páginas 119 a 122. La edición data de 1957 y fue impresa en los talleres de Impresiones Precisas Alfer, en México, D.F.).

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