domingo, 22 de enero de 2012

El nacimiento de la burguesía zamorana de 1900 (primera parte)


Jesús Tapia Santamaría
El Colegio de Michoacán

Las inmigraciones que tienen lugar en el curso del siglo XIX contribuirán a hacer de Zamora centro de convergencia de las relaciones económicas y sociales de los' poblados circundantes; al mismo tiempo, la concentración poblacional en Zamora imprimi­rá a ésta las características urbanas que la distanciarán aún más del carácter rural que prevalecerá en los núcleos de asentamiento circunvecinos.

Los recién llegados emparentarán entre sí y con las viejas familias zamoranas casando, apadrinando y procreando numerosos hijos. Unos y otros abrirán ahí comercios, invertirán en fincas urbanas, harán construir sus amplias casas de adobes con tapancos de madera, techos de tejas de terracota y alerones, patio romano-andaluz y decoración barroca. Alinearán sus casas entre la Iglesia de la Purísima y la plaza central.

Pasarán sus ocios en plaza de toros, casinos y charreadas.158 Se ilustrarán en tertulias y veladas exclusivas de buena sociedad.159  Educarán a sus hijos en colegios ingleses y universidades romanas y francesas,160 en el seminario diocesano si son varones, en los conventos de religiosas si son mujeres o en escuelas que ellos mismos fundarán bajo la dirección de profesores que ellos mismos formarán.161

En 1884, cuando Zamora tiene 18000 habitantes, el seminario educa a 300 alumnos externos y 100 alumnos internos162 y en la ciudad ejercen sus careras, tres años después, 19 abogados, 10 médicos, 6 farmacéuticos, 4 notarios.163 Formarán comités y juntas de “mejoramiento moral, cívico y material”.

Concentrarán en sus familias los puestos civiles y religiosos de importancia. Militarán fielmente al lado del partido conservador, "colocándose espontá­neamente a la sombra de la bandera francesa, por haber encontrado el pensamiento de Su Majestad Imperial (Maximilia­no) de acuerdo con el principio católico y con las garantías sociales que tan urgentemente necesita México".164

Destinarán gran parte de su riqueza al sostenimiento de sus causas políticas y las de la Iglesia. Esta percibirá moneda y especies a título de intereses por préstamos para financiamiento agrícola, diezmos y primicias, estipendios y donaciones destinados al sostenimiento del clero, esplendor del culto, fábrica de iglesias y palacio episcopal y fortalecimiento de obras de asistencia.

Con excepción acaso de los hermanos García Martínez, que para optimizar el rendimiento de sus haciendas mediante la reinversión de capitales vendieron 1,000 hectáreas de sus tierras de primera calidad a los hermanos Ortiz, procedentes de Ecuandureo, y que proyectaban ya en los primeros años del siglo XX la construcción de una presa en el mismo lugar y para cumplir las mismas funciones que la represa construida por el gobierno federal sesenta años más tarde,165 los demás hacendados presumiblemente habían dejado de hacer las escasas inversiones que tal vez alguna vez hicieron para beneficiar las tierras, y estaban destinando su riqueza a actividades comerciales y construcciones suntuarias.

Es muy probable que las características del desarrollo del siglo XIX y comienzos del siglo XX en el Bajío zamorano no modificaron el modelo de desarrollo que Morin ha constatado en el Michoacán del siglo XVIII: el capital-dinero se contuvo dentro de la esfera de la circulación. Por consiguiente, “no se puede hablar de capitalismo, el cual supone la generalización de un triple mercado de los productos, del trabajo y de los capitales.

Un sistema económico social se define por sus relaciones internas de producción y no por sus relaciones externas de distribución”.166 Las fuentes de la acumulación fueron el comercio y la explotación maximal de la mano de obra, no las inversiones productivas en el beneficio de las tierras o en la aplicación de tecnología agrícola o destinadas a la diversificación de las actividades económicas.

El trabajo asalariado y en menor grado la servidumbre por deudas, se combinaron con el comercio, la usura y la especulación para producir la riqueza de los notables zamoranos a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX.

Así se explica que en muchas de las haciendas el trabajo escaseara, que sus tierras estuvieran repartidas entre numerosos medie ros y arrendatarios y que varias propiedades, algunas de ellas en hipoteca, fueran a parar a manos de prestamistas impacientes, de administradores diligentes y de medieros o arrendatarios, además de laboriosos, emparentados con los propietarios, cuando no, de la Compañía de Jesús.

El destino de un donativo hecho al pueblo de Zamora por el arzobispo don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos para experimentos agrícolas en el valle del Duero, es desviado en 1881 por su administrador, el obispo diocesano, hacia la construcción de obras de beneficiencia.167

158. RODRIGUEZ Z., A. op.cit. 769. 807; VILLAR, R.E. op.cit. 193-199; URBIZU, F.G. op.cit. 103.
159. RODRIGUEZ Z., A. op.cit. 694-695; 795-796.
160. TAPIA, M.A., op.cit. passim.
161. VALENCIA A.F., 1977; HERNANDEZ CANO, A.T., 1978: 25. 64-66; RODRIGUEZ Z., A., op.cit., 792; TAPIA M.A., op.cit., 123-124. 142. 159-160. 163.
162. VALENCIA A.F., op.cit. 30.
163. RODRIGUEZ Z., A., op.cit. 800.
164. Ibidem, 716.
165. Gustavo VERDUZCO IGARTUA, comunicación personal, Zamora, agosto 1981.
166. 1979: 202.
167. RODRIGUEZ Z., A. op.cit. 581; HERNANDEZ CANO, A.T., op.cit. 37.

2 comentarios:

  1. felicidades y saludos, Jaime; por los datos tan interesantes

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  2. El ultimo Parrafo, Lapidario, es asi, Olvidate de darle Herramientas al Pueblo para mejorar, es mejor gastar dinero en beneficiencia y verte bien chido ante la sociedad...

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