domingo, 26 de junio de 2011

Historia del Santuario de Nuestra Señora de la Asunción en Tingüindín II - Texto de don Ramón Pardo Pulido - Fotografía de Luis Francisco Duarte Medina


Al dejar el curato el Sr. Pbro. Don Agustín Cacho, fue nombrado en 1º de julio de 1902, y hasta septiembre 21 de 1913, el señor Pbro. Don José Sánchez, teniendo como Vicario a su hermano el Sr. Pbro. Don José María Sánchez, ambos de la ciudad de Sahuayo, y también muy trabajadores y con grandes proyectos para continuar la construcción del templo.

Principiaron cambiando los anticuados techos por magníficas bóvedas de mampostería, y alcanzaron a dejar terminado el anillo donde descansa la cúpula central. Y dieron también un paso muy en firme, al dejar terminada la fachada principal del templo, totalmente construida de cantera, aunque de un estilo arquitectónico un poco diferente al resto de la construcción del templo.

La fecha que se grabó en el frontis, como de la conclusión de esas obras, fue del año de 1907.

En noviembre 10 de 1913, vino a desempeñar el curato de la Villa, el Reverendo Padre Don Ignacio Custodio, S.J., quien como ya lo dijimos, siendo hijo de Tingüindín, y con muy grande cariño para su pueblo, fundó la cooperación de las Hermanas Religiosas del Sagrado Corazón, un colegio para niños y niñas, en la que se llamaba “casa del asilo”, y que fue precisamente una de las fincas incendiadas en 1917, por las chusmas de Chávez García.

Al Padre Custodio se le debe la construcción de uno de los altares de cantera, en uno de los cruceros y el principio, más o menos la mitad, del altar frontero.

En el año de 1918 vino al curato el señor Pbro. Don Manuel Garibay. En el año de 1919 el señor Pbro. Don Luis Amezcua, quien mandó hacer la fundición de la campana mayor de la parroquia.

De los años de 1921 a 1925, desempeñó el curato el señor Pbro. Don José García Morfín, quien reparó la sacristía que se había quemado en el año de 1917; cambió el material de adobe de los arcos de los cruceros, para darles la resistencia de mampostería; y se enfrentó a las obras de la construcción del nuevo altar mayor, pues con el incendio del templo el altar se había despegado de la pared maestra y por lo tanto hubo que hacerlo totalmente nuevo. Cuando todavía no había terminado esas obras, fue destinado a otra parroquia, como dijimos antes, en el año de 1925.

Es justo hacer constar en su honor, que la mayor parte del costo de las obras por él realizadas, fue de su propio peculio.

En julio 12 de 1925, tomó posesión del curato, el señor Pbro. Don Alberto Pérez, a quien correspondió finalizar las obras del altar mayor, que habían sido iniciadas, ya lo dijimos, por su antecesor el señor cura García Morfín.

Por la revolución llamada de los “cristeros”, tuvo el señor cura Pérez que exiliarse al extranjero, hasta por el año de 1929, en que regresó a Tingüindín, estando hasta el año 1932, en que vino a ocupar su lugar el señor Pbro. Don Emiliano Ávalos.

Nota del Editor: el texto fue obtenido del libro citado, páginas 106 y 107. La edición data de  1957 y fue impresa en los talleres de Impresiones Precisas Alfer, en México, D.F.

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