martes, 28 de junio de 2011

Apuntes para la Historia de la Villa de Tangancícuaro II - Martín Sámano Magaña

Apuntes para la historia de la Villa
de Tangancícuaro

La risueña y progresiva Villa de Tangancícuaro, Michoacán, está situada en el confín noroccidental de un valle de perenne verdor, circundado por innumerables montes, pequeñas prominencias topográficas y las soberbias cumbres de las montañas: La Beata y San Ignacio; todas ellas de origen volcánico, según lo demuestran los cerros de cantera rosa que los flanquean por el oeste, los mantos de fragmentos de rocas que los conforman, la roca volcánica que está a la vista en varios tramos del talud de la carretera nacional en la falda del cerro de La Beata; hecho que confirma la hipótesis de que, bajo la corteza terrestre que cubre la región, gravita sobre un enorme magma por cuyas fisuras producidas en diferentes épocas geológicas escapó la masa ígnea que los formó.

El valle está surcado por numerosas corrientes de aguas que son aprovechadas para regar sus fértiles tierras. Por el lado norte le sirve de límite al valle el caudaloso Duero, que también aporta parte de sus aguas para el mismo benéfico fin. Gran parte de su suelo está adornado por varios manantiales, entre los cuales se encuentra el maravilloso lago de Camécuaro, entornado por las frondas de sabinos milenarios.



La población está situada a los 19o, 9', de latitud norte y 202o, 11' de longitud oeste, y a una altura de 1,600 metros sobre el nivel del mar; circunstancia ésta última, que le da un clima casi continuo de una temperatura máxima de 20°C y mínima de l8oC, desde los días luminosos precursores de la primavera, hasta los últimos crepúsculos de otoño.

En la actualidad [1987], cuenta Tangancícuaro con 30,000 habitantes en el área urbanizada y en sus suburbios adyacentes, y 50.000 en las tenencias y rancherías que integran el municipio.

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