Desde 1914 en que se detuvo la obra hasta 1988 en que se reanudó, se le conoció como Catedral Nueva o "La Inconclusa", debido a que el segundo obispo de Zamora, don José María Cázarez y Martínez, la comenzó a construir en 1878 con la intención de que fuera la Catedral de la Diócesis de Zamora y al largo periodo en que el gran edificio se dedicó a múltiples usos y se fue deteriorando sin el adecuado mantenimiento. Ahora, terminado y espléndidamente iluminado, luce como flamante Santuario Guadalupano de Zamora.
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