lunes, 23 de enero de 2012

El nacimiento de la burguesía zamorana de 1900 (segunda parte)


Jesús Tapia Santamaría
El Colegio de Michoacán

Así, en el transcurso del siglo XIX, al mismo tiempo que son liquidados los últimos restos de la clase terrateniente del siglo precedente, aparece en la región un grupo social que se perfila como una burguesía progresista y modernizante, celosa de su autonomía respecto de la administración central del estado, guardiana intransigente de la integridad de su fe y conservadora de la pureza de sus costumbres cristianas.

En efecto, si pruebas faltan, la introducción de los signos del progreso en la región tiene lugar entre 1854 y 1920, Y se debe, en gran parte, a la iniciativa de clérigos y de otros miembros ilustrados de las familias de hacendados y comerciantes: la primera imprenta (1854), tranvías (1879), telégrafo (1884), fonógrafo (1893), cinematógrafo (1895), la luz eléctrica (1897), conducción de agua potable a la ciudad de Zamora (1898), ferrocarril (1899), mercado municipal de Zamora (1910), primer banco (1902), primer automóvil, un Renault (1904), teléfonos urbanos (1907), radio (1920).

Otros signos del progreso regional: obras hidráulicas, caminos, carreteras, autotransportes, radiodifu­soras y televisión se sucederán de 1930 a 1956; su introducción en la región se deberá ~ la iniciativa de la administración federal y de miembros de las familias que sobrevivieron a la reforma agraria.

La lista completa de las personas que se sucedieron en la ocupación de los puestos de administración civil en todo el Distrito de Zamora nos permitiría constatar con cuánta continui­dad este grupo social concentró entre los miembros de sus familias los puestos de autoridad civil, y determinar la importancia de este recurso en la preservación de su autonomía regional.

En todo caso, los datos disponibles indican que el desempeño de cargos públicos por parte de miembros de estas familias, no implicaba la suficiencia financiera del ayuntamiento, y que, por otra parte, estas familias eran suficientemente solventes para el sostenimiento de obras de subsidio y de suplencia de la adminis­tración pública, en aquello que convenía a sus intereses, de destituir autoridades locales que les contravenían y de intentar incluso su emancipación respecto del estado de Michoacán para constituir una nueva entidad estatal cuya cabecera habría de ser Zamora.

He aquí dos casos. En la semana santa de 1874 el prefecto Ignacio Rendón pretendió hacer valer su autoridad para impedir la procesión del Vía Crucis por las calles, tal como se acostumbraba. El pueblo se amotinó, destituyó al prefecto político y en su lugar nombró al doctor José Dolores Méndez Garibay, miembro de una de las familias ricas de la ciudad; él había sido Ministro del Supremo Tribunal de Michoacán bajo el 11 imperio.168 Pocos días más tarde se presentó el general Prisciliano Flores al mando de doscientos soldados de infantería y cincuenta de caballería para restablecer el orden.169

El otro caso se refiere al intento de los vecinos de Zamora de separarse del estado de Michoacán. La iniciativa se remonta al año 1846, Y se le atribuye a don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, originario de Zamora y futuro arzobispo de Puebla. Don Pelagio habría de convertirse en "un imperialista irredento y un fiel seguidor de Pío IX (el papa intolerante y antiliberal)".170

Propuesta su idea cuando era diputado a la Junta Departamental de Michoacán, maduraría durante más de treinta años, hasta que el 13 de noviembre de 1872 quedará definitivamente instalada la unión para luchar por la separación de un territorio de Michoacán y para la formación de un estado nuevo cuya capital habría de ser Zamora.

Este nuevo estado habría de comprender todo el occidente de Michoacán, del Lerma al Pacífico, incluido Colima al suroeste y Ario de Rosales al sureste; en 1889, precedidas de la simpatía del expresidente Manuel González, fueron presentadas al Congreso de la Unión las actas de adhesión de todos los municipios que lo formarían.

Las firmas que calzan las actas y las de quienes forman el comité de presentación de los documentos pertenecen a miembros de las familias notables de Zamora. El presidente Díaz, sin embargo, en el comienzo mismo de la "paz porfírica" fue adverso a la vieja iniciativa del arzobispo Labastida, quien celebraba entonces su tercer jubileo sacerdotal.

Puesto en plan conciliador "el jefe del liberalismo mexicano, el presidente Díaz, en busca del favor del jefe más conspicuo de los conservado­res, le mandó al arzobispo un regalito que, según el padre Cuevas, fue un báculo de carey y plata dorada".171 Y enseguida el mismo presidente Díaz mandó a Zamora un regimiento de zapadores para que cambiaran el cauce del río Duero y la ciudad se viera libre de inundaciones. El río Nuevo, como también se llama vulgar­mente desde entonces quedo terminado en agosto de 1891.172 Ocho años después el ferrocarril haría su entrada a la estación de Zamora.

168. VALENCIA A., F. op.eit. 18.
169. RODRIGUEZ Z., A. op.cit. 737;
170. GONZALEZ, L. 1981: 220.
171: GONZALEZ, L./oe.eit.
172. RODRIGUEZ Z., A. op.eit., 734-736. 850.

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