Esta imagen de Carlos muestra un órgano tubular que, como tantos otros en nuestros templos, no sólo está descompuesto sino que muestra un deterioro que manifiesta su destrucción. Debe ser bastante caro restaurarlos, pero algo podríamos hacer para que estas joyas, dignas de un museo de arte sacro, no terminen hechas astillas por las polillas, la humedad y, sobre todo, el abandono y la indiferencia.
Alguien sabe si la gente del pueblo quisiera restaurar ese organo?
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