“Solo-vino”, bajó otra vez de la Cofradía.
Este 24 de abril de 2011, Domingo de Resurrección, se llevó a cabo una vez más el festejo del “Toro de harina” que año con año es causa de alegría en esta localidad de Ario de Rayón.
Anteriormente eran los ganaderos quienes se hacían cargo del festejo, pero ahora a cualquier familia que lo quiera se lo pueden dejar para que lo arregle y prepare la fiesta para el siguiente año.
Por lo mismo, este 2011 la familia García Jiménez fue la encargada de dicho festejo.
Una estructura de metal cubierta de papel, además de llamativas flores de crepé sobre su lomo, es la representación del “Solo-vino”.
Esta estructura se esconde en el cerro de la Cofradía a muy temprana hora del Domingo de Pascua y aproximadamente a las 3 de la tarde empieza el ajetreo para encontrarla y bajarla al son de la banda de música que acompaña el recorrido por todo el pueblo.
Encabeza el festejo una camioneta en la que se reparte agua de sabor para todos los participantes que puede ser acompañada con alcohol. Hay quienes prefieren preparar su propia bebida y cargarla en su morral junto con su porción de harina para, durante el recorrido, dar muestras de alegría y amistad a todos los que encuentren a su paso.
El festejo, aunque inicia desde muy temprano con el ir y venir de participantes “ajuaratados” con ropa sencilla y su morral de harina, regularmente es de 3 a 6 de la tarde, hora en la que el toro es recibido por la persona que se hará cargo de preparar la fiesta del siguiente año.
ANTECEDENTES
Desde mediados del año 1800, siendo don Eleuterio Hilario el último apoderado de la tribu indígena fundadora de Ario, se celebra cada domingo de Resurrección la famosa festividad del “Toro de harina”.
Se cuenta que a cierta persona se le perdió un toro, hijo de la vaca “Sicuita” y el dueño lo buscó sin encontrarlo. Al poco tiempo el animal bajó solo al monte (de ahí su nombre de Solo-vino) y otra persona lo tomó como propio, pero el dueño lo reconoció y lo reclamó, presentando la patente de ganado que amparaba el “fierro” con que marcan a los animales. El que había tratado de adueñarse del animal fue a esconderlo al cerro.
El propietario lo buscó, llamándolo con clarines y caracoles. Al encontrarlo, de gusto lo pasea con música por todo el pueblo. A toda la gente que lo acompaña le ofrece bastante vino.
Actualmente, la multitud que participa en este acontecimiento se pinta la cara con harina en muestra de alegría y baila al son que toca la banda musical. También se rompen cascarones rellenos de confeti o harina en las cabezas de los amigos y familiares.
A finales del siglo XIX participaban en la organización, con mucho entusiasmo, don Eleuterio Hilario, don Francisco del Río Sánchez, doña Jovita Hilario, doña Carmen Hilario de Ochoa, doña María Guadalupe García, viuda de Hilario y María Guadalupe Mendoza de Amezcua, conocida con el sobrenombre de “la Pitaya”. (Según datos de un escrito de don Javier Gil Sánchez.)
“Esta costumbre se considera sobrepuesta por los conquistadores a alguna actividad de los primeros pobladores”, según opinaba Adonaí Sotelo Quezada.
En 1956, siendo jefe de tenencia don J. Dolores Cano, a sugerencia del Sr. Daniel Béjar Pérez, se elaboró un documento para darle legalidad al “Reclamo del toro”.
Cada año se repite la comparsa precisamente el martes de carnaval, vísperas del inicio de la Cuaresma.
Muy buenos datos !yo soy de ario y siempre quize saver por q la celebraccion de esta tradiccion !1 muuchas gracias
ResponderEliminarsin el animo de molestar hago la aclaración de que el reclamo no se celebra el martes de carnaval sino el miercoles de ceniza
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