domingo, 3 de enero de 2010
Zamora Episcopal y Porfiriana II - Álvaro Ochoa Serrano
Vista general de la Plaza de Armas de Zamora, denominada inicialmente con el nombre de Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa del General, presidente de la República, Don Porfirio.
LA CARA PORFIRIANA DE ZAMORA, LA RESGUARDADA (1890-1910).
La construcción de templos, del Palacio Episcopal [hoy Palacio Federal o "Correos"] (1904-1909) y del Teatro Obrero (1908-1910) reflejan una boyante situación económica de Zamora, con su elite "progresista y modernizante", como la caracteriza Jesús Tapia, y precisamente la modernización fue el toque que hizo posible el aumento de la producción.
Se emprende la desecación de pantanos y la construcción de canales y obras de riego; el Canal de Zapadores [hoy Río Nuevo], en 1890, de paso alivia un poco los temores frecuentes de inundación en la ciudad.
A las haciendas del valle zamorano se traen nuevos cultivos, novedosas técnicas agrícolas y maquinaria importada; además, los dueños van dejando poco a poco la mediería para recurrir mejor a la fuerza de trabajo libre, e introducen "modernos sistemas contables y el contrato de personal más calificado en las tareas de manejo y control".
Por si fuera poco, el ferrocarril a partir de 1899 alienta y agiliza la economía zamorana. "Por una parte extendió a radios más amplios los flujos mercantiles y por otra, sirvió para desplazar grandes volúmenes de trigo a otros mercados". Es más, la llegada del tren propició más todavía la instalación de pequeñas y medianas industrias.
Mas estos cambios no solamente fueron de cantidad, también "supusieron modificaciones en la organización de la producción", con la aparición de un nuevo tipo de hacienda. En 1892 había en el valle 18 haciendas que aumentaron a 21 en 1909, con peones que recibían un jornal diario de 37 a 50 centavos. En la ciudad vivían 29 familias propietarias de haciendas no sólo del valle.
Por su parte, la industria a comienzos del siglo se desarrollo más para cubrir las necesidades locales. Había varios establecimientos: plantas eléctricas, aguas gaseosas, cerveza, imprentas y encuadernaciones, molinos de harina y nixtamal, trapiches de piloncillo, dulcerías, fábrica de cerillos, cigarros y puros, de ladrillo, fideos; además rebocerías, sombrererías, talabarterías, curtidurías y zapaterías en el norte y poniente de la ciudad.
Todo este desarrollo de la economía lugareña fortaleció más el papel central y rector de Zamora en su región como cabeza de distrito y sede episcopal; centralidad notoria en el aumento de la población (de 12,721 habitantes en 1900 a 15,116 ya en 1910), y también en el crecimiento urbano. Comenzando el siglo, se revive el viejo proyecto de 1865 de fraccionar la hacienda de San Juan Bautista (propiedad, en parte, del presbítero Pedro Arias) y se hacen Los Lotes [donde ahora se ubica el Santuario Guadalupano] con fines urbanos.
Igualmente, en 1907 se fincan las colonias "Guizar" y "Castillejo" al poniente; la primera en terrenos del canónigo Rafael Guizar Valencia, "dividida en seis manzanas mediante la apertura de dos calles" unidas a las de Mercaderes y Guerrero. La Castillejo se construyó inmediata a la Plazuela del Panteón y a la Estación del Ferrocarril Central, en el barrio de "Madrigal" y de "Jesús María". Ambas colonias destinadas a artesanos y "vecinos industriales".
Ahora que la distribución del espacio vital era distinto en la ciudad; notoria también la distinción en la plaza pública para la gente bien y la "chuzma" o "gentuza". Había una enorme diferencia entre la vivienda del artesano en las colonias proletarias y las casas de hacendados de grandes comerciantes alineadas en la Calle del Puente o Iturbide [hoy en Madero Sur, llegando a Leonardo Castellanos], a lo largo del templo de la Purísima, sobre la calle del Sagrado Corazón [Morelos] y cerca de la plaza principal.
La casa del propietario era amplia, "de 30 pasos de frente por cien de fondo"; dos patios con corredores enclaustrados, enlozados con ladrillo de Atacheo. En el primer patio, a la derecha, la sala; al frente, el comedor; aliado derecho de éste un pasillo para el segundo patio, donde se encuentra la cocina. De esas cocinas, escribe [don Francisco] García Urbizu [expresidente municipal de Zamora y cronista de la ciudad]: "por obra y gracia de las maravillosas manos culinarias de las zamoranas, salieron en ambarinos témpanos los riquísimos chongos zamoranos".
En fin, después del comedor un amplio pasillo empedrado, donde se guardaban las monturas y servía para el manejo de caballos y vacas. Seguían los macheros para los primeros y el establo para vacas, chivos y borregos. En algunas casas había zahurdas y gallineros.
Las habitaciones tenían altos techos de teja. Los tapancos enfriaban el aire y en las altas piezas hasta seis metros con grandes puertas y ventanas "se gozaba un ambiente saludable y fresco". El remate de la modernidad urbana en la ciudad sería empezar a quitar los aleros, canes o pestañas de teja para poner la rabona "cornisa toscana".
En cambio la tradicional vivienda del artesano no iba más allá de una puerta a la calle, una o dos piezas interiores, cocina, "y el patio en común para todos los vecinos" en el caso de las colonias ya mencionadas.
Otro signo de dicho desarrollo fue la expansión comercial. Vuelve a surgir "la vocación mercantil de la sociedad zamorana". Las rutas de comercio llegaron a lugares más lejanos y amplios. El gremio de comerciantes "comenzó a adquirir mayor relevancia".
Entre 1895 y 1907 se cuentan más de 33 comerciantes en grande, dedicados ya a la tienda de abarrotes, ya a la de ropa, pasando por tlapalerías, cristalerías, boticas, relojerías y joyerías, o a la venta de máquinas de coser, cereales, ganado, harina, calzado y madera. Además la ciudad tuvo mercado municipal[el antiguo Mercado Hidalgo, hoy Centro Comercial Morelos o "Pasaje de los Dulces"], inaugurado sin terminar en las fiestas patrias de 1910.
La actividad financiera creció pegada al comercio. Había comisionistas, corredores, vendedores de seguros y agentes bancarios. Aunque era frecuente que las casas comerciales "fungieran a la vez como organismos de crédito". "Sólo a partir de 1902 se estableció la sucursal del Banco de Jalisco; en 1905 el Banco Nacional de México ponía agencia; y del Banco de Guanajuato una sucursal.
Indudablemente que al crecimiento y expansión económica zamorana contribuyeron la modernización de las vías de comunicación y transportes: el tendido de alambres telegráficos en 1884 y la construcción de caminos de fierro desde la pionera vía Zamora-Jacona [para el tranvía de mulitas], de 1879; la energía eléctrica y sus luces, la introducción del agua potable, la instalación de líneas telefónicas urbanas. Además se ampliaron las actividades terciarias (de servicio).
La ciudad contó con hospedaje para visitantes y viajeros en los hoteles El Comercio, San Francisco, La Unión, México, Colón, Nuevo Mundo, Porfirio Díaz (Francés) o en los mesones; asimismo con los servicios de abogados, dentistas, farmacéuticos, fotógrafos, ingenieros, médicos, notarios y escribanos públicos, profesores de escuela, de música y canto, etc.
(Texto publicado originalmente en la revista Entorno, de Ingenieros y Arquitectos de Zamora, A.C.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario