viernes, 18 de marzo de 2011

Catedral Nueva en Zamora - Ahora Santuario Guadalupano


Seguramente es una de las construcciones góticas más jóvenes en el mundo (pensemos en la antigüedad de las grandes catedrales góticas en Europa). La nuestra, en Zamora, comenzó a construírse el día 2 de febrero del año 1898, cuando en el resto del mundo a nadie se le ocurría ya construir en estilo gótico.

Al obispo de Zamora en aquel tiempo, Don José María Cázarez y Martínez (1878-1909), sí se le ocurrió y en grande. De hecho a él se deben otras valiosas obras en nuestra región. Su actividad lo llevó lo mismo a fundar una congregación religiosa que a diseñar y construir la mayor parte de la infraestructura de riego agrícola que aún funciona en Zamora.

El obispo José María Cázarez se distinguió como teólogo, filósofo y jurista. Concluyó la actual catedral de Zamora, en la plaza principal; construyó el antiguo Seminario de Zamora y fundó la Escuela de Artes y Oficios, una casa de ejercicios espirituales y un asilo de ancianos, entre otras muchas obras.

En ese entonces el obispo Cázarez era cabeza de una vida religiosa que veía en el futuro de Zamora lo que la investigadora de El Colegio de Michoacán, Nelly Sigaut ha llamado «La Ciudad Episcopal».

De hecho, según una hipótesis de la misma investigadora, la gran catedral sería el centro de la ciudad. El lugar en que se construyó el edificio revela también otra intención del obispo: estaba convencido de que el crecimiento de Zamora debía hacerse hacia el oriente, trepando hacia Chaparaco hasta la Beatilla, ¡así se salvarían las tierras cultivables del valle!

Como ocurrió con gran parte de las ambiciosas construcciones góticas en Europa, la nuestra ha tenido una historia en que la obra se ha visto interrumpida por diversas circunstancias y también podemos hablar, ahora, de un esfuerzo por continuar y terminar la obra con los mismos propósitos con que se inició.

La expropiación del inmueble, decretada por el presidente Lázaro Cárdenas, abrió un largo paréntesis en la historia de la construcción de la «Catedral Nueva».

La obra se suspendió en 1914, y a partir de entonces fue cuartel, caballeriza, campo de tiro, paredón de fusilamiento, canchas deportivas, centro de información turística, garage y bodega.

El deterioro del edificio llegó al extremo del peligro de derrumbe, lo cual motivó a la creación de diversos proyectos para rehabilitarlo con alguna función que permitiera rescatarlo de la ruina.

El más famoso y reciente veía en la gran mole de cantera ya erigida una gran casa dedicada a la promoción de la cultura. De alguna manera aquellos proyectos movieron a la conciencia general sobre el estado del edificio y seguramente motivaron a quienes finalmente retomaron la nunca desaparecida posibilidad de que la Catedral Nueva fuera terminada como templo dedicado al culto católico.

Para realizar su magna obra, el obispo Cázarez se auxilió de dos maestros constructores: los señores Jesús Hernández Segura y J. Dolores Sánchez. De hecho se considera que el primero de ellos fue el autor del proyecto original de la catedral y se habla de un viaje que realizó por Europa, patrocinado por el obispo de Zamora, para “empaparse” del estilo gótico.

El proyecto original exigía traer cantera de Jaripo y se trajo; se realizó una cimentación mayor de los 20 metros y comenzó a erigirse un cuerpo de 100 metros de frente por 180 de largo.

Lamentablemente no se cuenta con planos del proyecto original, a excepción de un dibujo de la fachada y otro de un corte lateral, sin embargo, la parte del edificio que se erigió nos da elementos para hacer una descripción, al menos somera, de lo que soñó Jesús Hernández Segura: tres entradas frontales, seis puertas laterales, ocho capillas y cinco naves. De acuerdo a las hornacinas de las columnas tendría 114 imágenes o esculturas, sin contar las que llevaría en el retablo principal del frente.

Desde que se suspendió la edificación, en 1914, hasta que el inmueble fue devuelto al clero, en 1988, pasaron 74 años; 4 obispados completos: Manuel Fulcheri y Pietra Santa (1922-1946), J. Gabriel Anaya y Diez de Bonilla (1947-1967), José Salazar y López (1967-1969) y Adolfo Hernández Hurtado (1970-1974); Zamora vivió desde la etapa revolucionaria hasta su reluciente modernidad actual y la Catedral tuvo que soportar por años el deterioro, consecuencia del descuido, y hasta el nombre de “La Inconclusa”…

(Texto publicado originalmente en la revista Entorno de Ingenieros y Arquitectos de Zamora, A.C., con material aportado por la doctora Nelly Sigaut, profesora investigadora del Centro de Estudios Históricos de El Colegio de Michoacán, en su libro Catálogo Arquitectónico del Bajío Zamorano, Primera Parte: la Ciudad de Zamora, publicado por el propio ColMich.  Las extraordinarias fotografías que ilustran los reportajes gráficos de Entorno son de Alberto Vázquez Cholico).

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